El motivo por el que no funciona este fondo social es, según los expertos, que las viviendas que han ido a este fondo “son los despojos de los despojos, viviendas absolutamente dispersas”, afirma Victor Martí, de Attac Vivienda. Casas dispersas y, según las familias desahuciadas, en malas condiciones.
Charo aún está a la espera de ser desahuciada. Su entidad le ha ofrecido otra casa en alquiler social, supuestamente por 260 euros al mes. Pero Charo advierte, las apariencias engañan. “Está fatal, hay humedad, no hay puertas”, afirma. Por eso Charo ha decidido rechazarlo. Ahora le amenazan con quitarle el alquiler social.
Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) recomiendan a las familias no aceptar estas ofertas. Mejor pelear por su casa que aceptar estas migajas.
Entre los promotores del fondo insisten en que las casas son habitables, aunque eso sí, no pueden evitar reconocer que algo está fallando.
Algo lógico teniendo en cuenta que las mejores viviendas, con precio superior a los 100.000 euros se las ha quedado el Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Inmobiliarios procedentes de la Reestructuración Bancaria). Reconocen que la iniciativa no ha tenido los resultados esperados, ellos como las ONG implicadas en el convenio insisten en que el problema son los requisitos, demasiado restrictivos.
El fracaso del Fondo Social de Viviendas (FSV) en alquiler se sitúa en línea con el del Código de Buenas Prácticas de la banca puesto en marcha hace un año por el Gobierno para intentar frenar el problema de los desahucios hipotecarios.
En todo este tiempo, unas 4.385 familias han intentado acogerse a él. Sin embargo, de los 3.322 casos que ya han sido tramitados, 2.190 fueron directamente denegados por las exigentes condiciones que requiere la norma para amparar a los afectados.
De momento, sobre la mesa hay varias propuestas para mejorar el fondo, como bajar el precio de los alquileres o revisar los restrictivos requisitos de este fondo, cuyos resultados aun están muy lejos de dar una solución real a estas familias.