No será presidente fundador de Convergencia, ni de la federación Convergencia i Unió y tampoco recibirá los privilegios que tenía como ex presidente de la Generalitat por ley. Jordi Pujol pierde la oficina de 440 metros cuadrados en el centro de Barcelona con una plantilla de tres personas, chófer y coche oficial.
También pierde una pensión vitalicia de 85.000 euros porque él ha querido renunciar. Artur Mas que dice que es una forma de minimizar el daño en un momento de gran dolor personal para él.
Mas ha afirmado que se enteró de la noticia de que su padre político tenía dinero en paraísos fiscales por la prensa y ha calificado el ‘caso Pujol’ de asunto privado y familiar y no político. Una forma de definir la evasión de dinero por parte del hombre que mandó en Cataluña durante más de 20 años que no comparten desde la oposición.
Pujol deberá comparecer en el Parlament para explicar lo sucedido a petición de toda la oposición que también quiere que salga adelante una comisión de investigación. Algo poco probable ya que ni Convergencia i Unió ni su socio en el gobierno catalán, Esquerra Republicana, parecen estar por la labor. Dicen que estarían apoyando al Partido Popular.
A la decepción de la clase política también se ha unido la del presidente de la patronal empresarial, Juan Rosell. Un referente que ha reconocido blanquear dinero durante 34 años.