El fallecimiento de dos mujeres en un hospital de Toledo sigue levantando polémica. A pesar que desde el Ejecutivo regional destacan que las muertes no tuvieron lugar en los pasillos por la falta de camillas, los médicos de urgencias tienen otra versión. Según comunicaron al Colegio Oficial de Médicos el pasado 20 de diciembre, denunciaban la "situación catótica" en la que se encontraba el centro.

Uno de los médicos que firmó esta carta, Miguel Ángel, sigue manteniendo su versión, "si morir es dejar de respirar, dejó de respirar en el pasillo", sostiene. 

Una muerte que estos profesionales tachan de indigna. Una muerte-obra de teatro en la que el moribundo es el actor principal, y el resto de pacientes, familiares y personal sanitario que viene y va, el público. El papel que a nadie le gustaría representar.

El doctor Carlos Barra, otorrinolaringólogo y experto en Gestión Hospitalaria denuncia que "el colapso de la red pública impide que se pueda garantizar muerte digna. Los profesionales están sometidos a un mal trago que no es propio de un país desarrollado".

Es uno de los ejemplos más vergonzosos de hasta dónde puede llegar la falta de inversión en Sanidad. Pero en la puerta del Virgen de la Salud nos encontramos más situaciones en las que los pacientes creen que no se les ha atendido como dignamente merecen.