Ha llegado entero al sprint electoral y lo mismo corta una cinta en Granada, que se acerca por un foro empresarial en Galicia. Rajoy se ve fuerte: "Nos hemos crecido ante la adversidad como la gran nación que somos".

El Gobierno tiene clara la fórmula que quiere que visualicen los votantes, economía, economía y más economía: "Tenemos que crear dos millones de empleos más. Con poco que no nos desviemos de nuestro trayecto de país hacia el futuro, un trayecto que si ayer era incierto, hoy es ya imparable".

Pero, como todo depende del cristal con el que se mire, Pedro Sánchez, su principal rival, le afea los incumplimientos del déficit: "El Gobierno de Rajoy ha incumplido los objetivos del déficit y eso echa por tierra su repetido mantra de la estabilidad y de su buena gestión de la economía.

Por ahí va la táctica de la oposición, los milagros económicos del PP suelen salir rana: "Rato, que entonces algunos llamaron el mejor ministro de Economía de la historia de nuestro país, no sólo no puso freno a los excesos, sino que los protagonizó".

Se pone Sánchez a remover el pasado justo el día en el que se deja ver con un expresidente al que le persigue su particular sanbenito, José Luis Rodríguez Zapatero. Y el PP no desaprovecha la oportunidad y corriendo estrena una película de terror de serie B.

Un Sánchez que se desligaba del Zapatero de los últimos años en Moncloa: "Con José Luis no tuve tanta relación hasta que fui secretario general. No le conocía tanto". Hoy ha respondido que no le molesta que le asocien con él.

Sea como sea, Rajoy quiere darle carga económica a la batalla electoral y, de momento, lo está consiguiendo.