Tomás tiene dos hernias y espera para ser operado. Tuvo que desplazarse en su propio coche de Toledo a Madrid. Él es uno de los muchos pacientes que el Gobierno de Castilla-La Mancha deriva a hospitales privados para reducir sus largas listas de espera.
Su sorpresa fue que al llegar a la clínica madrileña de Fuensanta el cirujano decidió no operarlo. De vuelta a Toledo y a pesar de que su caso según los médicos es urgente, todavía sigue esperando.
La madre de Pilar, de 86 años, viajó 256 kilómetros de madrugada en una ambulancia para operarse de la vesícula. De Albacete a Madrid. Nada más operarla la enviaron de vuelta a su hospital de origen. Un viaje, dice su hija, horrible. Esta derivación de pacientes es parte del plan de choque que el gobierno de Cospedal ha puesto en marcha para reducir las listas de espera y al que ha dedicado 15 millones de euros.
Oposición y sindicatos denuncian que esta situación está provocada por la destrucción masiva de personal sanitario en la comunidad. La Consejería de Sanidad asegura que es un práctica que ya se hacía con el anterior gobierno de Barreda y que lo hacen para ahorrar costes.