Dicen que es un tajo a la ciencia, un tajo que se corresponde con la paralización de investigaciones, como la lucha contra el cáncer, contra el cambio climático, y también la paralización de la convocatoria de puestos de trabajo públicos.

Es por eso que cientos de investigadores tienen que buscarse la vida fuera de nuestro país, una auténtica fuga de cerebros, y en ciudades como Madrid han querido escenificar soltando cientos de globos. Dicen que sin I+D+i no hay futuro, y que es la única herramienta para salir de esta crisis.

Con globos representan sus cerebros, muy cualificados y brillantes, pero se marchan, vuelan de España, porque cada vez se invierte menos en investigación.

Y los investigadores que se quedan se aferran como pueden a la bata. Antonio ha tenido que renunciar a su proyecto para mejorar las propiedades nutritivas de la aceituna. La Junta de Andalucía se lo reconoció, pero no le han dado ni un duro.

El presupuesto en investigación y desarrollo va en caída libre. En los últimos 4 años se ha recortado casi un 40 por ciento. Los científicos advierten que el daño será irreparable: se tirará por la borda lo investigado durante años.

La excepción la hemos encontrado en el País Vasco, único lugar donde se sigue invirtiendo. Ahí intentan crear un queso para prevenir el alzheimer. Nos dicen que no es una cuestión de presente, sino de construir el futuro.