En un acto en Barcelona que pone punto y final a los actos del Tricentenario, Artur Mas se ha referido por primera vez a la argumentación jurídica del auto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) sobre el 9N, que aprecia indicios que el presidente de la Generalitat pudo incurrir en un delito de desobediencia al no acatar la orden del Tribunal Constitucional.

Para el presidente catalán, no se debería "construir" el futuro del Estado español con la "mentalidad de la querella" contra los que "cumplen programas electorales" que han pasado "por el filtro de las urnas" en los últimos comicios de noviembre del 2012, en las que CiU y otras fuerzas soberanistas concurrieron con la promesa de una consulta soberanista. Asimismo, Mas ha lamentado que en el Estado "predomine" la "mentalidad" de acudir a tribunales para solucionar los problemas de la política.

En el auto hecho público el pasado jueves, el TSJC aprecia indicios de que el presidente de la Generalitat pudo incurrir en un delito de desobediencia al no acatar la orden del Tribunal Constitucional que suspendía cautelarmente la consulta alternativa soberanista del 9N.

En el auto en el que se admite a trámite la querella de la Fiscalía, el TSJC sostiene que existen indicios de que la suspensión "concreta y determinada" de la consulta alternativa ordenada por el Constitucional el cuatro de noviembre "no fue presuntamente acatada por los querellados", ya que continuaron con la preparación "por la vía de hecho" hasta llevar a cabo las votaciones en edificios públicos, de lo que se responsabilizó públicamente el propio Mas.

En cuanto a ERC, Artur Mas, ha asegurado, "noto que hay más mentalidad de poder autonómico o regional que aspiración a la auténtica libertad. Si no hubiera esto en los partidos políticos, no estaríamos con estas incertidumbres. Da la sensación de que están más instalados en cómo repartir un poder autonómico en regresión, las migajas del poder autonómico, que no en construir la libertad".

Finalmente, Mas se ha comprometido a hacer "todo lo posible" para "encarrilar" el proceso soberanista, admitiendo que existe en estos momentos un punto de "confusión" e "incertidumbre". En su discurso ha defendido que Cataluña ha sido una nación en los últimos siglos y continua siéndolo hoy en día: "Nunca antes se había visto en todo el mundo a Cataluña, de una manera clara y evidente, como un sujeto de naturaleza política".