Secretos, traiciones, cables y teléfonos que conectaban con las altas esferas yugoslavas. Esto es lo que escondían las paredes y el sótano de un lujoso hotel esloveno durante la época comunista.

"Cuando empiezas a trabajar y ves que hay gente rondando que no conoces... sí, sospechas, pero no te importa, no quieres saberlo", relata Saso Adam, que trabajó en el hotel durante los años 80.

Abierto en 1971 junto a unas cuevas, el aparato de poder yugoslavo aprovechó el atractivo turístico que tenía Prostojna para construir un hotel de lujo que acogieran a huéspedes de interés. Además, la ciudad tenía un valor estratégico: era la vía más rápida de comunicación entre el Oeste y el este de Europa.

La puerta secreta que daba al cuarto de espías no se abrió hasta los trabajos de renovación de 2016. Antes se hubiesen encontrado con los agentes de la UDBA, ahora solo queda la sombra de lo que fueron.