Precedidos por su señuelo, una chica de pelo largo y cazadora negra, un grupo de ucranianos van a cometer varios delitos. Ella finge ser una prostituta y cuando el cliente con el que ha quedado abre la puerta de la habitación, empieza una bienvenida al país de pesadilla.
Porque entonces, y en cuestión de segundos, sus cuatro acompañantes inmovilizan al hombre en el suelo. Le atan las manos a la espalda con cinta aislante, le cae algún zapatillazo y le colocan unas bragas en la cabeza. Después le arrastran por el cuarto y le preguntan que de dónde es. Confirmada la nacionalidad, se felicitan.
Pero aún no han terminado con él. Ya en un todoterreno, se dirigen al centro de la capital, Kiev. Allí, sacan unos carteles de "Detén el turismo sexual" y se los colocan a su rehén, al que abandonan aturdido. El grupo se hace llamar 'Defacto' y aunque su víctima no les ha denunciado, la policía lo ha hecho de oficio usando un vídeo que colgaron en internet, junto con sus nombres y apellidos. Pocas veces unas buenas intenciones, estuvieron tan mal encauzadas.