"Las armas químicas declaradas más letales que posee el régimen sirio fueron destruidas por dedicados profesionales estadounidenses civiles y militares mediante la capacidad única de Estados Unidos a bordo del navío Cape Ray, y lo hicieron a bordo de ese buque estadounidense varias semanas antes de lo previsto", advirtió el mandatario, que calificó la operación como "un hito".

Obama destacó el esfuerzo de la comunidad internacional así como el de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) para avanzar hacia "el objetivo común" de "garantizar que el régimen de Al Asad no pueda utilizar su arsenal químico contra el pueblo sirio".

"Estamos muy agradecidos con la Misión Conjunta de las Naciones Unidas-OPAQ y a toda la coalición internacional por este logro sin precedentes", agregó el mandatario, que no olvidó la colaboración de China y Rusia en las negociaciones con Damasco, así como la de sus socios más cercanos como Dinamarca, Noruega, Italia, Finlandia, Alemania y el Reino Unido.

"En el futuro, vamos a vigilar de cerca que Siria cumpla con su compromiso de destruir las restantes instalaciones de producción de armas químicas. Además, persisten serias dudas con respecto a las omisiones y discrepancias en la declaración de Siria a la OPAQ y constantes denuncias", agregó el mandatario, quien dijo que esas preocupaciones se abordarán.

Por su parte, el secretario de Estado, John Kerry, recordó que precisamente este jueves se cumple un año "del escalofriante y mortal ataque con armas químicas" por parte del Gobierno de Al Asad, que acabó con la vida de más de 1.000 sirios, muchos de ellos niños, en los suburbios de Damasco. "Nadie puede en este mundo borrar ese recuerdo. Las imágenes de los niños que sufren a manos del arsenal ilícito de un monstruo recuerdan a todo el mundo por qué estas armas de destrucción masiva han sido rechazadas por el mundo civilizado y han descubierto, para cualquiera que aún lo dudara, el verdadero rostro de Al Asad", dijo Kerry.

Por su parte, el secretario de Defensa, Chuck Hagel, también subrayó la importancia de la misión y telefoneó al capitán del Cape Ray, Rich Dromerhauser, a quien agradeció sus esfuerzos y los del resto de la tripulación. Estados Unidos ha logrado neutralizar en 41 días, bastante menos de lo previsto, unas 600 toneladas de gas sarín y otras 20 de gas mostaza cuyos residuos serán ahora trasladados a vertederos en tierra firme de Alemania y Finlandia.