Nada está decidido en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, en las que Emmanuele Macron busca perpetuarse en el Elíseo. Pero los expertos alertan de que la catástrofe para socialistas y conservadores puede ser una realidad.

Los últimos sondeos de intención de voto asignan a la candidata del partido conservador Los Republicanos (LR), Valérie Pécresse, en torno al 9 %, mientras que la socialista Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se hunde con un 2 % de las preferencias. El presidente, el liberal Emmanuel Macron, sigue siendo el favorito en las encuestas, pero los siguientes tres lugares son para extremistas de derechas (Marine Le Pen y Éric Zemmour) y de izquierdas (Jean-Luc Mélenchon).

A ello se suma además el desinterés del pueblo. Se prevé que el absentismo para la cita electoral alcance el 28%. "Está en juego el significado de la democracia, votar es lo que construye la paz", ha defendido el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune en varios foros europeos. El candidato socialista a las presidenciales de 2017, Benoît Hamon, ha ido un paso más allá alertando de que "la banalización" del discurso xenófobo en Francia "ha empobrecido" el debate y lamentando que la izquierda ya no sepa "unificar" a los trabajadores, sin importar su país de origen o su religión.

Y es que la invasión de Rusia a Ucrania ha sido protagonista de gran parte de la campaña. La extrema derecha de Le Pen tomó su impulso definitivo en las elecciones de 2002 con su padre Jean-Marie y en 2017 con Marine, superó los 10,6 millones de votos. Ahora, cinco años más tarde, Marine Le Pen vuelve a la carga con la que ella misma ha prometido que será su última candidatura presidencial. Lo hace al frente de una formación renovada, ahora Agrupación Nacional, y después de unos años en los que ha tratado de deshacerse de su imagen de radical para venderse como alternativa realista. No en vano, tanto socialistas como conservadores mantuvieron durante años un 'frente republicano' que, en la práctica, supuso una alianza frente cualquier riesgo de que la ultraderecha tocase poder. Este cordón sanitario se ha desdibujado a medida que los partidos tradicionales han ido perdiendo fuelle, aunque en realidad ahora el riesgo sea mayor. De hecho, Le Pen ya logró la victoria en las elecciones de 2019 al Parlamento Europeo. Ahora puede alcanzar la segunda vuelta de estas elecciones y hablar de tú a tú con Macron.

Para ello, Agrupación Nacional se vio obligada a retirar miles de folletos en los que aparecía una imagen del presidente de Rusia, Vladimir Putin junto a Le Pen, pero a esta última estas antiguas compañías parecen no haberle pasado factura y tras un arranque complicado (tanto a ella como a Zemmour les costó conseguir los avales necesarios para oficializar sus candidaturas) ha tratado de hacer valer su programa electoral. Con un discurso algo menos radical en ciertos temas (ya no reclama la salida de la UE ni del euro), aún mantiene señas como el refuerzo de la seguridad o la lucha contra la inmigración, para lo cual propone un referéndum. En materia económica, plantea rebajas de impuestos y privatizar la radiotelevisión pública, entre otras medidas.

Zemmour y su movimiento Reconquista también aspiran a convocar una consulta sobre inmigración, seguridad y justicia y propone suprimir la reagrupación familiar de migrantes. Como Le Pen, plantea rebajas fiscales, mientras que en el ámbito continental quiere que la UE pase a ser una "Europa de naciones". En sus contadas apariciones Macron ha insistido en que estos candidatos están mintiendo a los ciudadanos y que no van a cumplir con sus programas.

Así llega el país a las presidenciales

Francia llega a las elecciones del domingo con un desempleo muy bajo y una recuperación económica tras la pandemia más rápida que sus vecinos inmediatos, aunque la deuda pública se ha disparado para financiar el estímulo para salir de las sucesivas crisis y para preservar una relativa paz social. Una de las principales bazas electorales para la renovación del mandato del presidente saliente, Emmanuel Macron, es que al terminar 2021 el nivel del paro era, con un 7,4 %, el más bajo desde 2008, y la tasa de actividad, con un 73,5 %, la mayor desde que empezaron los registros en 1975. Sus reformas para flexibilizar el mercado laboral, estimular la formación profesional y presentar una cara más amable hacia las empresas, con una rebaja masiva de los impuestos a la producción y otras más simbólicas con la supresión del Impuesto sobre la Fortuna (ISF), han hecho de Francia uno de los países más atractivos de Europa para la inversión.

¿Es posible el cordón sanitario a Le Pen?

Dos de los principales candidatos, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon y la conservadora moderada Valérie Pécresse, han rechazado pronunciarse a favor de un cordón sanitario contra la ultraderechista Marine Le Pen. Ante unos sondeos que auguran una repetición del duelo en segunda vuelta del de hace cinco años entre Le Pen y el aspirante a la reelección Emmanuel Macron, dos de los candidatos que obtendrán más votos sin clasificarse se negaron a pedir el apoyo para el segundo.

Pécresse, a quien las encuestas otorgan el 9 % de los votos, lo que la situaría en quinta posición el próximo domingo, aseguró en la radio France Inter que dirá por quién va a votar, pero que no pedirá a sus seguidores que lo hagan por ninguno de los dos finalistas. "Me gustaría que los franceses me colocaran en la segunda vuelta (...) Pero si no es así, diré claramente a quién votaré (...) pero no daré consignas a los franceses, porque son libres de votar a quien quieran", dijo. Eso supone un cambio con respecto a 2017, cuando el entonces candidato de su partido, François Fillon, apeló a votar contra Le Pen en segunda vuelta.

Mélenchon, a quien los sondeos sitúan tercero, con seis puntos menos que Le Pen, también indicó que alberga esperanzas de superar a la ultraderechista este domingo, pero tampoco pedirá el voto en su contra si no lo logra. En declaraciones a BFMTV aseguró que hará igual que hace cinco años, cuando tras terminar cuarto en la primera vuelta a solo 600.000 votos de Le Pen decidió delegar en sus bases la consigna de voto en segunda vuelta. "Soy el candidato de varios movimientos, apadrinado por 320.000 personas que darán las consignas y dirán lo que van a hacer, de forma individual", aseguró el izquierdista. Indicó que las bases ya no siguen el camino que les indican sus líderes como en el pasado y, aunque señaló que Le Pen es peor que Macron, dijo que ambos tienen muchos aspectos en común, como su rechazo a bloquear los precios o bajar la edad de jubilación a los 60 años.

Esa postura le aleja de otros candidatos de izquierda, como el comunista Fabien Roussel, que tiene un 3,5 % de intención de voto, o la socialista Anne Hidalgo, que cuenta con un 2 %, y que han dicho que pedirán el voto contra Le Pen.

Macron encabeza las encuestas en la segunda vuelta, pero su ventaja con respecto a Le Pen se ha reducido a unos cuatro puntos en algunos sondeos.

¿Por qué es clave para Europa la presidencia de Francia?

Francia es el segunda economía de Europa tras la salida del Reino Unido y la única potencia nuclear. Un poder que se erige desde El Elíseo y que traspasa fronteras. Pedro Rodríguez, analista de 'laSexta' y profesor Universidad Pontificia Comillas-CIHS, imagina con desolación cómo sería una Francia gobernada por Le Pen y qué efectos tendría sobre el resto del continente.

Ni Le Pen, ni Mélenchon ni Zemmour han disimulado su admiración por Vladimir Putin. Pero en el caso de Le Pen es aún más evidente, explica el experto. Es un hecho que Rusia ha financiado su ascenso y "en caso de ver a Le Pen en el Elíseo, las consecuencias serían aún mayores que las del Brexit". Con la más que posible victoria de Le Pen, una persona de extrema derecha tendría el botón nuclear de Europa y el control sobre la política exterior y de defensa de Francia.