El precioso gesto de un grupo de unas 200 personas para frenar una manifestación homófoba ha corrido como la pólvora alrededor del mundo. ataviados como ángeles, estos activistas frenaron una protesta homófoba incomprensible durante el funeral de Christopher Leinonen, un joven de 32 años víctima de la matanza en Orlando.
Ante el anuncio en Facebook de la comunidad antigay, el departamento de vestuario de un teatro de unió con una organización en defensa de los derechos homosexuales para combatir la violencia con la mejor medicina: el amor.