"Soy un depredador sexual, necesito ayuda". Es lo que escribió en 2004 Ariel Castro, acusado del secuestro y violación de tres jóvenes de Cleveland durante un década, en una carta que ha encontrado el FBI en su casa.

En ella asegura que de niño recibió palizas de sus padres, que fue violado por su tio y que, tras sus tres secuestros, quería suicidarse. Sabía perfectamente que lo que hacía era una aberración y lo puso por escrito, aunque culpaba a las chicas de haber sido secuestradas.

"Están aqui contra su deseo porque cometieron el error de subirse a un coche con un desconocido", escribió Ariel Castro. Un desconocido que se ganaba la confianza de las chicas diciendoles que era del barrio.

La madre de Castro no asimila todo lo que está pasando, "tengo un hijo enfermo, que ha hecho algo muy grave. Estoy sufriendo mucho y pido perdón".

Y mientras se descubre nuevos datos sobre los diez años de cautiverio de las tres jóvenes y sobre su depredador, en Cleveland se ha abierto una disputa por alzarse con el título del héroe que acabó con el cautiverio.

Ángel Cordero, un dominicano que no habla inglés, asegura ahora que fue él quien rompió esa puerta por la que salió Amanda y no Charles Ramsey, el afroamericano al que se le atribuye esa acción.