Deportados ilegalmente
Dieciséis días en el limbo: ocho hombres esperan detenidos en África a que EEUU decida dónde deportarles
Los detalles La Administración Trump había planeado deportarles a Sudán del Sur, pero la Justicia estadounidense paralizó la orden y, mientras, los arrestados llevan dos semanas en la base militar de Yibuti.

Resumen IA supervisado
Ocho hombres detenidos en Estados Unidos por delitos violentos fueron sujetos a deportación bajo el plan de Donald Trump. Aunque inicialmente se les informó que serían enviados a Sudáfrica, luego se les notificó que su destino sería Sudán del Sur, un país en guerra. Uno de los detenidos logró alertar a su esposa, quien contactó a las autoridades, y el juez Brian E. Murphy intervino al descubrir que no se les dio tiempo suficiente para defenderse. Ahora, los hombres están retenidos en una base militar en Yibuti, viviendo en condiciones restrictivas, mientras esperan una resolución sobre su destino.
* Resumen supervisado por periodistas.
Fueron detenidos en Estados Unidos por delitos graves. Al ser migrantes, Donald Trump les aplicó su plan de deportaciones masivas con destino a Sudán del Sur, pero un juez federal paró los planes de su exilio. Aunque, como ya estaban en África, están retenidos en una base militar estadounidense en Yibuti, sumando ya 16 días allí, esperando a que se tome una decisión respecto a su destino. Por surrealista que suene, esa es la historia de ocho hombres arrestados y que ahora viven en un limbo.
En una historia desvelada por The New York Times, ese ha sido el proceso que han tenido que vivir esos ocho hombres detenidos. A ellos se les aplicó la norma que insisten desde la Casa Blanca: entregar a los migrantes un documento de una sola página es suficiente para deportarlos a un país peligroso con el que no tienen ninguna conexión previa.
Esa fue la intención de la Administración Trump. Los ocho hombres (realmente eran 10, pero dos fueron apartados sin explicación) llegaron al centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Port Isabel, Texas, el pasado 17 de mayo. Y, según Ahmer Shaikh, un detenido que permaneció con el grupo durante los dos días y medio siguientes, todos eran de países diferentes: Vietnam, Corea del Sur, México, Laos, Cuba, Myanmar, Sudán del Sur...
Todos habían cumplido ya su condena o estaban cerca de hacerlo por diferentes delitos violentos (tres asesinatos, dos intentos de asesinato, dos robos y dos delitos sexuales), según explica The New York Times, pero al mismo tiempo pesaban sobre ellos las "órdenes de expulsión" del país que tan famosas ha hecho Donald Trump para deportar a migrantes.
En un principio fueron informados de que iban a ser deportados a Sudáfrica, aunque después se les comunicó que serían enviados a Sudán del Sur, un país en guerra, sin documentación mediante. Lo hicieron sin aclararles si allí serían encarcelados o liberados y solo uno de los detenidos pertenecía a ese país.
Tras conocer esta información, uno de los detenidos, originario de Myanmar, se pudo poner en contacto con su mujer y fue esta la que alertó de las autoridades. Entonces, Brian E. Murphy, juez en Massachusetts, se hizo cargo del caso y reclamó al Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) conocer el paradero de estos hombres.
Cuando Murphy se percató que el DHS no había dado a los detenidos el tiempo suficiente impuesto por ley para que los migrantes se pudieran defender antes de ser deportados, los ocho hombres habían aterrizado ya en Camp Lemonnier, una base militar estadounidense en Yibuti. "Fue imposible para estas personas tener una oportunidad significativa de oponerse a su traslado a Sudán del Sur", aseguró el magistrado según explica The New York Times.
Al día siguiente, en una publicación en redes sociales, Trump anunció que "ocho de los criminales más violentos del planeta permanecen en Yibuti", reconociendo el paradero de los detenidos. Tras ello, el juez pidió al Gobierno trasladar de vuelta a Estados Unidos a los hombres o buscar la manera de concertar entrevistas en Yibuti donde los hombres tendrían la oportunidad de oponerse a su deportación, eligiendo la administración republicana la segunda opción.
Desde entonces, los ocho detenidos están retenidos en Yibuti, donde ya llevan 16 días. Están viviendo y durmiendo dentro de un contenedor modular con aire acondicionado que el ejército suele usar como sala de conferencias. Llevan grilletes en los tobillos todo el tiempo y solo pueden quitárselos cada dos días para usar la ducha. Su contacto con el exterior se reduce a una llamada telefónica de cinco minutos a sus familiares cada tres días, más allá de las conversaciones con sus abogados.
Aunque la Administración Trump afirmó estar tomando medidas para cumplir con la orden del juez Murphy, también han solicitado a la Corte Suprema que interviniera y les permitiera enviar a los detenidos a Sudán del Sur. Mientras tanto, ocho hombres siguen esperando dónde serán deportados en una base militar en Yibuti sin apenas contacto con el exterior.