Se cumple el quinto aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, con una antigüedad de 158 años.
El 15 de septiembre de 2008, se declaró en banca rota después de que Bank of America y Barclays rechazasen la opción de compra y de que el Gobierno de Estados Unidos se negase a financiar su rescate.
Fue el inicio de la crisis económica y financiera, según muchos analistas económicos, lo que provocó un cambio en la mentalidad de los Estados. Tan solo un mes después del desastre, el G-20 convocó una reunión en la que se sentaron las bases para establecer un mayor control sonbre los bancos.
Un pacto para proteger al pequeño inversor, vigilar los productos financieros de alto riesgo o erradicar los paraísos fiscales, fueron los objetivos planteados en 2008 que aún están por cumplir.
Cinco años después el concepto de ética en la economía sigue siendo minoritario. Siguen existiendo los mismo vicios y las mismas prácticas de tipo ético que dieron lugar a la crisis.
Todas las medidas legislativas desde Europa y España han sido en materia económica. Éticamente hablando, sólo la ley de transparencia ha avanzado en este campo. Y tal y como está diseñada y según diversas plataformas, Ruanda es más transparente que España.
En 2011, el 94% de las empresas del IBEX tienen sociedades en paraisos fiscales, un 8% más que el año anterior. Además, mientras que el sueldo medio en España es un 15% inferior a la media europea, los consejeros delegados de las empresas españolas son los segundos que más cobran del continente.
Esa brecha va aumentando, pese a que se ralentizó mucho nada más ocurrir la banca rota de Lehman Brothers. Los ciudadanos son más solidarios entre ellos, pero no exigen comportamientos más éticos a sus empresas.
Un cambio requiere un compromiso ético importante, pero los pasos que nos tienen que llevar a ese cambio aún están por definir, pese a que ya han pasado cinco años.