Si la semana pasada Novak Djokovic afirmaba que en unos días se pronunciaría tras un polémico arranque de 2022, el serbio ha roto su silencio antes de partir hacia Dubái para jugar el Open 500, su primer torneo de la temporada.
En declaraciones a la 'BBC', el número 1 del mundo ha señalado que no está en contra de la vacunación, pero que está dispuesto a renunciar a jugar diversos torneos para defender la libertad de inyectarse lo que considere.
"No estoy en contra de la vacunación, pero mi cuerpo es más importante que cualquier titulo. Es el precio que estoy dispuesto a pagar. Yo defiendo la libertad de ponerme lo que quiera en mi cuerpo", ha señalado 'Nole'.
"Espero poder jugar algunos años más, pero yo intento estar en armonía con mi cuerpo", aña de el todavía líder del ranking ATP, que de no jugar los Masters 1.000 de Indian Wells y Miami (exigen pauta de vacunación completa), dejaría libre a Daniil Medvedev para poder ser número 1.
Paralelamente, dado que desde su positivo el 16 de diciembre no han pasado más de cuatro meses, podrá jugar en Montecarlo, pero no en Roland Garros, el segundo grande de la temporada tras su Open de Australia para el olvido.
Sobre el país 'aussie', Novak ha querido dejar claro que su deportación no fue cuestión de no estar vacunado: "Lo que la gente no sabe es que no fui deportado por no estar vacunado o por romper las reglas, todo eso fue aprobado por el Ministerio de Inmigración y un juzgado".
Djokovic la justifica al intento del Gobierno de cortar una corriente antivacunas: "La razón por la que fui deportado es porque el Ministerio de Inmigración canceló mi visado basándose en que podría crear un sentimiento antivacunas en el país o en la ciudad, con lo que no estoy de acuerdo para nada".