"Intenté suicidarme dos veces. Yo vivo en un quinto, con eso lo digo todo. Me llegué a asomar a la ventana. Al final, uno tiene sangre y tiene cabeza y no podía seguir así, me puse en manos de un profesional. Después de ir al psicólogo, empecé a asimilarlo, y cuando pasa el tiempo, te enorgulleces de haberlo superado", dijo Muñoz.

El cordobés, que se quedó a las puertas de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, comenzó a complicar su carrera después de aquel éxito que todavía le mantiene como el hombre más rápido del mundo en esta distancia. Pese a su coronación planetaria, Muñoz tiene un mal recuerdo de aquel 5 de abril de 2009.

"Tengo grabado a fuego cuando al día siguiente tenía 123 llamadas perdidas de medios de comunicación. Mucha gente encaja bien el éxito y yo no lo encajé", reconoció. "Tenía sólo 20 años y no tenía esa madurez para sumir la repercusión mediática. Si no te han formado o asesorado, es duro. Me lo fui tragando", añadió.

"Te encierras tanto en el deporte que caes en ese pozo depresivo. Había estado sin nadar 15 días antes del Mundial de Roma y me fueron a ver mis padres porque no quería competir. Tenía miedo de lo que podía conseguir, de mis capacidades", agregó.

Pese a sus negativas, el nadador andaluz volvió de aquel Mundial con dos medallas. "En ese momento casi no quiero sacarlas de la maleta. Empiezo a salir, a no estar pendiente de lo que tenía que estar. Me llegaron tres amonestaciones porque no rellenaba dónde iba a estar para los controles antidopaje", recordó.

"Mis vacaciones se extendieron cinco meses y a veces llegaba a casa bebido. No me avergüenzo porque lo he superado. Cuando llega la tercera amonestación, la Federación no me llama, tampoco a mi club. Me llegó la sanción y tenía que declarar ante el TAS. La única forma de que me quitasen esa amonestación era por mi cuadro depresivo", explicó.

Después de aquel suceso, Muñoz se proclamó campeón de Europa unos meses antes de los Juegos de Londres, pero su marca no fue suficiente para ir a la capital británica. Desde entonces, y pese a rozar la final en el Mundial de 2013, el cordobés no recupera su nivel y enfanga su rendimiento con varios rifirrafes con la Federación Española.

En 2016 continuó entrenándose, pero decidió no inscribirse en los Campeonatos de España para conseguir marca e ir a Río de Janeiro.

Esta semana, Rafa Muñoz anunció su retirada. A sus 28 años, casado y padre de un hijo, estudia un máster en Gestión y Administración deportiva, hace crossfit, pesca submarina y aprende catalán porque se está preparando la oposición a policía local o Mosso d'Esquadra.

"Cuando mi hijo sea más consciente, le enseñaré mis medallas y mis vídeos de lo que hice", sentenció.