Un minuto de verdadero infarto. Primero, con el objetivo del día: alcanzar los 611 km/h en menos de 30 segundos. Y luego, activando un complicado sistema de frenado caracterizado por un paracaídas.
Así desacelera el coche supersónico tan comentado en los últimos días y donde Andy Green activa los frenos de las ruedas delanteras antes de activar el mencionado sistema extraordinario a los dos kilómetros.
El piloto del 'bloodhound' ya ve mejoría, y superar los 1600 km/h parece solo cuestión de tiempo.