Kurt Anderson trataba de superar el actual récord de velocidad sobre un lago congelado, que ascendía a los 399 km/h, pero de repente sufrió un aparatoso accidente. Volcó y dio varias vueltas de campana con su 'trineo-cohete'.

A pesar del aparatoso accidente, el coche no se partió y el piloto logró salir por su propio pie. "Tengo suerte de haber salido ileso de este accidente, algunos de mis amigos de carreras no han tenido tanta suerte", declaró Anderson.

En el Lago Manawa Snodeo, en Wisconsin, este piloto trató no solo de batir este récord del mundo, sino de alcanzar la fuerza G máxima de un piloto de caza, generalmente una fuerza gravitacional de 8 o 9.