El Juzgado de Primera Instancia número 9 de Madrid ha declarado el derecho del expresidente del Consejo de Dirección de la SGAE Eduardo Bautista a cobrar una pensión mensual de 26.269 euros con carácter vitalicio, después de aceptar la demanda que este presentó contra la entidad, que impugnó su pago.
Así lo establece una sentencia, que condena a la compañía de seguros Vidacaixa a abonar esta prestación a Bautista en virtud de un contrato de seguro del plan de jubilación que suscribió en enero de 2000 dentro del contrato especial de alta dirección que firmó con la SGAE.
La SGAE decidió impugnar el cobro de esta pensión por parte de Bautista después de que el Juzgado de lo Social número 40 de Madrid, al pronunciarse sobre la demanda que el expresidente había presentado por despido improcedente, considerara que este no tenía una relación de carácter laboral con la entidad, aunque hubiera desempeñado funciones de alta dirección.
Bautista abandonó sus cargos en la SGAE tras ser detenido el 1 de julio de 2011 por la Guardia Civil e imputado por apropiación indebida, administración fraudulenta y un delito societario por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz.
La demanda por despido improcedente fue desestimada, así como la pretensión del exdirectivo de ser indemnizado con 1.400.000 euros por la SGAE. Su entonces presidente, Antón Reixa, anunció en junio de 2012 su intención de recuperar para la entidad los tres millones y medio de euros de la pensión de Bautista.
Pero tras el juicio celebrado el pasado 25 de marzo para la reclamación de esta cantidad, el Juzgado de Primera Instancia número 9 ha desestimado las alegaciones de la aseguradora y la SGAE ya que ha recordado que existió un contrato especial de alta dirección entre la entidad y Bautista, en el que se recogían una serie de prestaciones sociales a su favor.
El mítico edificio francés, de nuevo abierto
La Catedral de Santiago, la Giralda, la Puerta de Alcalá... los otros monumentos que 'renacieron' como Notre Dame
Las causas Bien por alguna tragedia o por elementos naturales, e incluso por la contaminación, muchos monumentos necesitan pasar por restauración para recuperar el brillo perdido.