'Venirse arriba' es una especie de 'Vente a Alemania, Pepe' posmoderno que pone de manifiesto de la forma más gamberra y absurda la idiosincrasia española enfrentada a la racionalidad del norte de Europa.
Sus dos protagonistas, Miguel y Jesús, son en apariencia dos caracteres incompatibles, dos visiones del mundo que nada tienen en común y que, sin embargo, se convertirán finalmente en las dos caras de la misma moneda.
Miguel es un patético personaje al que se odia y se quiere a partes iguales. Indeciso, pusilánime, que nunca dice lo que piensa, que tiene siempre miedo de mostrarse como es, inseguro y romántico.
Pero el auténtico hallazgo es Jesús. Una especie de Alfredo Landa del siglo XXI, un desastre entrañable y desesperante que pone de los nervios a su hijo y que todo lo trastoca allá donde va con su conocimiento nulo de las nuevas tecnologías, de los idiomas, con sus trasiegos de cerveza y sus constantes meteduras de pata. No hay que perderse los desternillantes y casi ininteligibles «correos automáticos» que envía a duras penas a sus amigos de Mieres.
La ciudad de Ámsterdam es el contrapunto racional a la irracionalidad de los personajes y otro protagonista fundamental. Porque Venirse arriba es una novela muy visual, donde la imagen y los diálogos son el fundamento de la historia. Sus canales, sus museos, sus bares, sus bicis y su gente cosmopolita transitan por las páginas de la novela en un caleidoscopio de situaciones a cual más divertida.
No puede olvidarse a los personajes secundarios: Fernando, el compañero andaluz de Miguel, un «transexual» según Jesús, porque le gustan los hombres y las mujeres por igual; Marion, que vive la vida con desbordante alborozo, o el profesor Matthijs, enamorado hasta las trancas de Fernando y perseguido por una esposa celosa y terrorífica.
Los autores vuelven a demostrar ese fino oído para los diálogos y el habla coloquial, los dichos y acentos, que ya hicieran las delicias de los espectadores de 'Ocho apellidos vascos'. Esta vez sorprenden con una novela desternillante, romántica y tierna, gamberra y esperpéntica, llena de escenas memorables y de reflexiones filosófico-alcohólicas sobre la vida, el amor, el sexo y las relaciones paterno filiales.
BORJA COBEAGA Y DIEGO SAN JOSÉ ESCRIBEN 'VENIRSE ARRIBA'