Guillermo de Baskerville, protagonista de 'El nombre de la rosa', lloraría la muerte de Umberto Eco. Seguro que el franciscano, al que dio vida Sean Connery, diría unas palabras escritas por el propio Umberto: "Para dominar la naturaleza debemos aprender a obedecerla".
El genio de las letras, filósofo y semiólogo italiano confesaría de su obra más famosa: "Sobre el nombre de la Rosa me han llegado a decir que tenía ganas de envenenar a un monje. No es cierto, sólo me gustaba la imagen de un monje envenenado en un biblioteca", señalaba, en una ocasión, Eco.
Irónico, crítico y uno de los mayores intelectuales de nuestro tiempo, Umberto Eco recibió infinidad de reconocimentos en España. El mayor de ellos, le llegó en el año 2000, con el premio Príncipe de Asturias.
La cultura universal está de luto pero en italia lloran un poco más su pérdida. Lo que sabía muy bien Eco era cómo criticar al peridismo. Lo hacía hasta en las presentaciones de sus libros.
Incansable en su análisis de la comunicación, Eco dejó esta reflexión en el programa Salvados: "Una caída moral en la información pública y a la gente tanto le da". Preocupado como pocos por la escritura y su mensaje se despiede el que algunos han considerado como 'El último hombre del Renacimiento'.