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Con seis victorias en diez carreras, Molina y Vilander se proclamaron campeones en Utah del certamen SprintX de la Pirelli World Challenge

Miguel Molina celebra el título del SprintX en lo más alto del podio

La Pirelli World Challenge coronó el pasado fin de semana en Utah a Miguel Molina como el nuevo campeón del SprintX, su primer éxito con Ferrari.

-Miguel Molina en la celebración

Miguel Molina en la celebraciónCC

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Llegando al circuito de Utah para la última cita de la temporada del SprintX de la Pirelli World Challenge, Miguel Molina y Toni Vilander eran los grandes favoritos para llevarse el título en el Ferrari número 61 de R. Ferri Motorsport. Con catorce puntos de ventaja, lo tenían todo de cara para rubricar un éxito que siempre les esperó con los brazos abiertos. Ninguna de las partes falló y en un nuevo fin de semana triunfal, la marca italiana se llevó el título con el equipo canadiense y sus pilotos español y finlandés. De esta forma, Miguel Molina firmó su primer título como piloto de Ferrari y sigue labrándose una buena reputación como piloto de GT’s.

El título del catalán llega en la subclase conocida como 'SprintX' dentro de la Pirelli World Challenge, la competición para GT’s más popular de Estados Unidos, al margen del certamen IMSA al que pertenece la carrera de las 24 horas de Daytona. En la Pirelli World Challenge hay carreras de GT3, GT4 y TCR entre otras categorías, mientras que la SprintX se caracteriza por tener carrera al sprint de 60 minutos en los que cada equipo tiene que tener a dos pilotos. Miguel Molina y Toni Vilander fueron los campeones en un Ferrari 488 GT3, mientras Andy Soucek estuvo compartiendo un Bentley Continental GT3 con Álvaro Parente aunque con menos fortuna en general.

Miguel Molina en la pista
Miguel Molina en la pista | CC

Molina y Vilander tenían suficiente con dos cuartos puestos o lo que es lo mismo, una suma de 36 puntos a lo largo de todo el fin de semana, independientemente de lo que hicieran sus rivales. Pero al contrario de lo que el sentido común esperaría de un equipo que lidera la general y opta al título, los pilotos del coche número 61 salieron a demostrar por qué eran los grandes favoritos. El fin de semana comenzó de la mejor manera posible con una victoria para R. Ferri Motorsport, imponiéndose a Michael Christensen y Spencer Pumpelly, terceros en la general. El podio lo completaron Mike Skeen y Scott Heckert, del equipo Lone Star Racing que había empezaro la temporada peleando por el título.

Por su parte, Soucek y Parente se llevaron la enésima decepción del año y es que a pesar de obtener la pole position y la vuelta rápida (firmada en su última vuelta en pista), se vieron obligados a retirarse tras trece giros de un total de 32. La segunda carrera fue algo más positiva para ellos, finalizando en quinta posición y de nuevo con la vuelta rápida, aunque ello no fuera recompensa suficiente en un fin de semana en el que tenían la ventaja de empezar las dos carreras desde la pole. El resultado en Utah hace que Soucek y Parente tengan que conformarse con la undécima posición en la general.

Miguel Molina
Miguel Molina | CC

En cabeza, Vilander y Molina volvieron a lucirse y lograron una segunda y celebrada victoria que les confirmaba como campeones del SprintX 2018. De la misma forma que en el Circuit of the Americas habían empezado la temporada con un doblete, esta bajó el telón con dos victorias más para los flamantes campeones. Para el equipo de R. Ferri Motorsport, son seis victorias de un total de diez carreras, con ocho apariciones en el podio que certifican el dominio que han ejercido este año en este particular ‘campeonato dentro de un campeonato’. En la última carrera del año, la segunda posición fue para Skeen y Heckert, dejando a Christensen y Pumpelly en tercer puesto. Este resultado les dio a estos últimos el subcampeonato, ayudados en parte por un fin de semana poco inspirado por parte de los chicos de Pfaff Motorsports.

El significado del resultado global en esta experiencia americana para Miguel Molina no podría ser más importante. El español acompañó a todo un ‘crack’ de fábrica como Vilander para estar a la altura y traer trofeos a casa para Ferrari, demostrando que la transición del DTM a los GT’s no solo era posible sino que además, le ha sentado bien. Su buen rendimiento a los mandos de las distintas versiones del 488 en los que se ha sentado hace que la firma italiana confíe en él. La próxima aparición de Molina será en otro continente distinto, cuando el fin de semana del 26 de agosto tome parte en la primera edición de las 10 horas de Suzuka. Ganar allí será muy complicado, pero otra buena actuación mejoraría aún más su imagen dentro de Ferrari.

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