La tecnología está presente prácticamente en todas las facetas de nuestra vida. Es evidente que nos ha traído avances y progresos indudables, pero también problemas y riesgos. La brecha digital choca de lleno con el derecho a la educación; el ciberacoso y el bullying en redes sociales vulneran la seguridad de miles de personas a diario, las fake news y los bulos afectan al derecho a la comunicación... Los avances tecnológicos y la inteligencia artificial está menoscabando algunos de los derechos fundamentales. ¿Dónde están los límites? ¿Cómo podemos defenderlos?

Un debate entre las nuevas tecnologías y derechos humanos que tendrá lugar el próximo 24 de noviembre en el evento Metafuturo, organizado por laSexta, y en el que intervendrán Steve Wozniak, ingeniero y filántropo estadounidense, y José María Álvarez-Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica. La charla, titulada 'La tecnología y la defensa de los derechos humanos', será moderada por la periodista y presentadora Mamen Mendizábal. Metafuturo, que tendrá lugar del 21 al 24 de noviembre en el Ateneo de Madrid, es un evento único que dará respuesta a los principales desafíos de este nuevo mundo de la mano de líderes y expertos nacionales e internacionales .

Hablamos de seguridad y privacidad, pero también de educación en este repaso a todos los derechos humanos básicos que se están viendo afectados por la tecnología.

La brecha digital y el derecho a la educación

Declaración Universal de los DD. HH. Artículo 26.1 Toda persona tiene derecho a la educación. (...) La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.

La pandemia, entre otras cosas, hizo estallar las desigualdades entre quienes disponían o no de un ordenador, pero este problema ya era una realidad que arrastrábamos desde hace tiempo. La brecha digital, o la diferencia entre las personas que pueden y las que no acceder a la tecnología, amenaza el derecho a la educación de millones de niños y niñas que no pueden acceder por igual a los nuevos avances y a la ingente información que se halla en la web. Esta brecha acentúa las diferencias económicas, sociales y de derechos que ya había entre distintos grupos sociales, por lo que pone en riesgo además la igualdad.

En España, nueve de cada diez hogares españoles tiene acceso a Internet, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Casi 16 millones de hogares en España disponen de acceso a Internet por banda ancha fija o móvil.

Pero allí donde hay menos ingresos se originan las diferencias. El 9,2% de los hogares con niños del tramo de ingresos más bajos (900 euros mensuales netos o menos) no tiene acceso a internet, según destaca el Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil, también con datos del INE. Esto se traducen en que cerca de 100.000 hogares en España no pueden conectarse a Internet.

A escala global, esta brecha es aún mayor: dos tercios de los niños en edad escolar del mundo no tienen acceso a Internet en el hogar, según un informe conjunto de UNICEF y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

Las diferencias también están claras entre los países y las regiones del mundo. Los niños en edad escolar de África Subsahariana y el Asia Meridional son los más afectados, ya que 9 de cada 10 niños no están conectados, como vemos en este gráfico.

La privacidad y la seguridad

Declaración Universal de los DD. HH. Artículo 12. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Constitución Española (CE). Artículo 18.1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

A menudo es objeto de debate la manera en que las empresas captan todos nuestros datos personales, invadiendo nuestra intimidad, sea para fines comerciales o de otro tipo. La cuestión es hasta qué punto hemos perdido el control de nuestra propia información. Y de si somos conscientes del riesgo que corremos.

Los mismos datos del INE revelaron que un 80,9% de los usuarios de Internet en los tres últimos meses habían realizado alguna acción para gestionar el acceso a su información personal en Internet.

Entre ellas, la más utilizada fue la de "denegar el permiso del uso de la información personal para fines publicitarios", que seleccionó un 69%. La mayoría, un 73,4%, conoce que las cookies son unos ficheros que se pueden utilizar para rastrear los movimientos de las personas en Internet, pero solo un 35% modificó su configuración para prevenir o limitarlas.

Aun así, ni el internauta más concienciado puede librarse de un robo de datos personales, como se pone de manifiesto cada cierto tiempo con el hackeo de alguna empresa. El último, el de la gran empresa de telecomunicaciones Orange de este mismo martes, que ha reconocido un incidente de seguridad que ha expuesto datos personales y bancarios de sus clientes.

Según puso de manifiesto el director general de la Policía, Francisco Pardo Piqueras, en el pasado congreso de Seguridad Digital y Ciberinteligencia "C1b3rWall", en los últimos cuatros años se han incrementado los delitos tecnológicos en un 35%, "por lo que es más probable en estos momentos sufrir una estafa por Internet que un atraco en la calle".

La seguridad en la red

CE. Artículo 17 1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad.

La seguridad de la que habla la Constitución Española no contemplaba el escenario digital actual, pero directa o indirectamente la seguridad de miles de personas se ve vulnerada a diario. Esta vulneración se manifiesta en forma de ciberacoso y de bullying en las redes sociales, o la incitación al odio que puede llevar a una persona a temer por su integridad física.

Afrontar estos riesgos, además, obliga a mirar desde un enfoque de género, pues el ciberacoso afecta más a las mujeres. El Barómetro de Género 2021, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, dice que el 21% de las chicas de entre 15 y 19 años siente que sufre o ha sufrido ciberacoso, frente al 15% de los chicos.

Además, las organizaciones defensoras de los derechos humanos denuncian también que disponer de la tecnología implica asimismo una repercusión ambiental, laboral e incluso en vidas humanas en los países en los que se obtienen los materiales necesarios para los dispositivos electrónicos, como es el coltán. ¿Estará la tecnología vulnerando también derechos como la salud y el medio ambiente?

Libertad de información

Por último, la proliferación de la desinformación y las fake news también está afectando al "derecho a comunicar y recibir información veraz" tal y como recoge la Constitución en su artículo 20.1.d. Aunque Internet ha favorecido la creación de multitud de plataformas y medios de comunicación digitales fiables, y la rapidez de la banda ancha permite comprobar casi cualquier información en pocos segundos, las redes sociales han servido también que los bulos campen a sus anchas.

En este sentido, han surgido decenas de proyectos centrados en la verificación de información, como Maldita.es o Newtral.es, que colaboran a través de la Red Internacional de Medios de Verificación (IFCN), y cuya presión ha servido para frenar, al menos en Facebook, la proliferación de contenidos de dudosa veracidad.

Por cierto, con respecto a las fake news la Justicia acaba de pronunciarse por primera vez y ha condenado a un tuitero a 15 meses de prisión por difundir un vídeo falso con el fin de denigrar a los menores extranjeros no acompañados.

En suma, la sociedad afronta un reto añadido para el futuro, y es el de proteger derechos básicos que se dan y que provoca la esfera digital, unos derechos que ya de por sí estaban desprotegidos en la vida analógica.