Junts per Catalunya ha dado finalmente su 'sí, quiero' a Pedro Sánchez. La formación independentista, considerada por muchos hasta ahora el mayor escollo para renovar el Gobierno de coalición progresista, ha confirmado a primera hora de este jueves que votará a favor de la investidura del candidato socialista. De esta manera, Sánchez ve prácticamente resuelta las sumas que le permitirán gobernar, en principio, durante cuatro años más. La carrera hasta llegar a este punto no ha sido ni mucho menos fácil.

El PSOE ha mantenido con Junts una ardua negociación, un tenso y extenso tira y afloja que se ha resuelto con un acuerdo sobre la ley de amnistía para los encausados en el 'procés' independentista; acuerdo que ha provocado una indignación brutal en la oposición y en los sectores conservadores del país y sobre el que aún se sigue trabajando, atendiendo a las palabras esgrimidas por la portavoz de Junts tras confirmar el voto a favor: "Le diré que ayer se continuó negociando y hoy continúa. Votaremos que sí".

Lo cierto es que la tensión se mantuvo hasta el último momento. La razón: a los diputados de la formación abanderada por Carles Puigdemont no les gustó nada el discurso de investidura que recitó Pedro Sánchez este miércoles. Tal fue la indignación del grupo de Junts en el Congreso que cuando, durante su intervención en la tribuna, Nogueras no dudó en reprochar a Sánchez su referencia al "perdón" y le avisó ante la votación: "Con nosotros no pruebe a tentar a la suerte".

Incluso, después se reunió con Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, para expresarle su molestia con el discurso de Sánchez. Quizá a consecuencia de este malestar, Sánchez respondió poco después prometiendo que cumplirá y que se darán pasos para la "resolución definitiva" del conflicto. Al sí de Junts se unirán, previsiblemente, el de ERC, EH Bildu, PNV y BNG -y quizá Coalición Canaria-, sin olvidar el de Sumar, partido con el que Sánchez arrancará, ya con toda probabilidad de éxito, un nuego gobierno.