Charles Dickens publicó 'Tiempos difíciles' en el verano de 1854, un folletín trenzado de historias donde nos muestra un país sumido en la transformación industrial que tuvo lugar durante la época victoriana; un tiempo duro y difícil donde el obrero debía estar agradecido al patrón por "darle" trabajo. En estos días estuve releyendo algunos pasajes, y pienso que poco o nada ha cambiado en estos años, casi dos siglos, desde que Dickens escribiera su serial; el capitalismo ha extendido sus garras a lo largo y ancho del planeta.

La cosa viene por el lío que se trae Sánchez y su Gobierno con lo de Ábalos, las chistorrasy toda la charcutería fina de los sobres con jurdeles. En el momento que tecleo estas líneas, José Luis Ábalos sigue cobrando del Congreso con todo lo que implica el tema. Eso por un lado. Por otro, está el anuncio que ha hecho el FMI de que España lidera el crecimiento económico de Europa. Y esta noticia no se entendería sin la anterior, sin el caso Ábalos y la apatía de un pueblo que parece anestesiado ante un escándalo de tal magnitud como el que subyace bajo los pies del que fuera ministro y mano derecha -o brazo tonto- de Pedro Sánchez a la hora de esconder la bolita en el cubilete. "¿Dónde se esconde ahora?".

Da verdadera lache -palabro que en caló quiere decir vergüenza- que las calles no clamen y reclamen el cese de un Gobierno que no está al servicio del pueblo. Y eso es lo que ha conseguido Sánchez, neutralizar las calles y tener contento al Capital, al verdadero poder, para que este no le pegue una patada en el trasero y señale la puerta de salida. Anestesiar el conflicto social, silenciar el ruidopor un lado y, por otro, tener la bendición del FMI son cosas que van unidas y que sostienen a Sánchez en el Gobierno por mucho que una oposición anémica salga con sus cayetanos a machacar cacerolas. Ahora vamos con lo otro.

Porque cuando el FMI anuncia que España es líder en el crecimiento económico, lo que viene a decir es que los bancos y las grandes empresas van como un pepino, como una moto o como un tiro, por emplear palabras tópicas de las que se usan todos los días. Pero el pueblo no consigue llenar un carro del súper por menos de 100 euros, y las colas del hambre cada vez se extienden más. Por si fuera poco, nunca ha habido tanta pobreza en los cubos de basura. Luego está la crisis de la vivienda que es crisis para los estratos más desfavorecidos y no para aquellos que Sánchez beneficia con su política de no intervención. Cuando lo hace, cuando el Estado interviene, siempre es para favorecer al propietario. Ya lo he dicho muchas veces, Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y toda la cuerda de políticos que se dicen de izquierdas son la anti-izquierda, verdaderos enemigos de un pueblo que pasa fatigas cuando trata de vivir con un poquito de dignidad.

Porque el ser humano tiene dignidad y cuando no protesta ante tanto y tanto descaro, la pierde y se pone al servicio de una casta que simula ser de izquierdas y que queda muy lejos de tal tendencia política. De haber nacido en otro país, pongamos Inglaterra, y en otra época, hubiesen figurado en los folletines de entonces como pícaros, engañadores y verdaderos truhanes.

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