Los cuatro candidatos por Barcelona de la formación anticapitalista han querido conocer el que será su nuevo lugar de trabajo y en las últimas horas han viajado a Madrid y se han acercado hasta el Congreso de los Diputados, convirtiendo su visita a la Cámara Baja en un acto electoral. Choteándose de todo lo que encontraron a su paso. Actúan como extraterrestres en la Tierra. Como si nada no fuera con ellos. La formación anticapitalista grabó un vídeo del tour que, convenientemente, se han encargado de difundir en las redes sociales.

Verán en el vídeo como no se les escapa ningún rincón. Se detienen ante todo, especialmente ante lo que les gusta criticar. Los retratos de los Reyes dan "mal rollo", les parecen propios de un "poder faraónico".

Se topan también con un extracto de la Constitución. Leen varios artículos y concluyen que los políticos no respetan lo que propugna la Carta Magna. Parece que nada de lo que ven en el Congreso les gusta. Ni tan siquiera un cajero automático de un banco catalán. Al verlo dicen: "El régimen, hostia".

La traca final llega cuando entran al hemiciclo. Antes de acceder se les oye decir: "Para dentro, respira y venga", como quien se lanza a una piscina helada, como quien espera la anestesia del dentista. Una vez dentro presumen de su acto heroico, de estar haciendo algo no permitido. Lo cierto es que para los servicios de la Cámara no han hecho nada punible. Cierto. Otra cosa es que su actitud sea adecuada o no o que a cualquier ciudadano le permitieran hacer lo que ellos han hecho. Ya les digo yo que no. Si a usted se le ocurriera pasearse por la institución sin ningún respeto y además grabarse, lo más probable es que salgan ujieres y policías hasta de detrás de los cuadros en cuestión de minutos.

Curioso porque según ha podido saber laSexta, la Cámara estaba prevenida de que vendrían y los departamentos competentes tenían el aviso de que había riesgo de que los cuatro candidatos traspasaran algún límite produciéndose situaciones complicadas. Todos en alerta pero nadie impidió que entraran al Congreso para reírse del sistema del que quieren formar parte.

En un momento del recorrido se extrañan de no cruzarse con trabajadores de la casa, insinuando que en el Congreso no trabaja nadie. Lo sorprendente es que lo digan ellos, que reconocen abiertamente que vienen al Congreso para hacerlo ingobernable y que no tienen ninguna intención de participar de la vida parlamentaria. Una visita muy premonitoria sobre sus intenciones políticas. Por si echaban de menos algo de ruido en la política española, aquí una muestra de que habrá aún más después del 10N.