Vivimos semanas en las que cojea el discurso de algunos partidos políticos. Es la hora de la verdad. Atrás quedaron las frases bonitas, el marketing, las promesas de campaña electoral. Cuando llega el momento de actuar, de retratarse, de pasar de las palabras a los hechos algunas actitudes y algunas afirmaciones chirrían.

Sorprende escuchar a Adriana Lastra pidiendo a Cs y al PP que se abstengan para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. Ella, defensora acérrima del no es no a Rajoy en 2016. Lastra nunca defendió la abstención de los socialistas para que gobernara el Partido Popular. Ahora pide que los diputados del PP y CS hagan lo que a ella le obligaron a hacer: salvar al enemigo. Pedro Sánchez se negó a abstenerse. Dejó incluso el acta de diputado enarbolando el no es no. Pero ahora, la portavoz socialista pretende que otros diputados, en contra de su voluntad, practiquen el sí es sí. Lo que no valía en 2016 para Rajoy vale en 2019 para Sánchez. En esta estrategia socialista hay algo de venganza. Los socialistas buscan que el PP sufra lo que ellos sufrieron cuando el partido se rompía en dos. Desde el PSOE se justifican diciendo que el PP era el partido más corrupto de España y que dejarle gobernar era una irresponsabilidad.

Más incongruencias entorno a la investidura de Pedro Sánchez. Estos días Albert Rivera e Inés Arrimadas critican con dureza los posibles apoyos de Pedro Sánchez para ganar la investidura. Aseguran que los socios "populistas, golpistas, etarras y nacionalistas" son malos para España. Escuchándoles uno se queda con la sensación de que el panorama que le espera a nuestro país es desolador. Un futuro negro cargado de incertidumbre e inestabilidad social, política y económica. Cs tiene en sus manos evitar ese supuesto futuro negro que nos pintan. Los 57 diputados de la formación naranja podrían abstenerse, dejando a Pedro Sánchez gobernar en solitario. Así, ni Unidas Podemos, ni Bildu ni Erc influirían en el nuevo ejecutivo y el PSOE no tendría deudas ni pactos con nadie. Pero no.

Albert Rivera prefiere que Pedro Sánchez se apoye en estos socios y después hacerle la oposición. Juzguen ustedes entonces si es que en realidad el futuro no será tan malo como vaticina Rivera o es que prefiere que la legislatura sea desastrosa y él convertirse en el salvador.

Sigo. Le toca ahora a Pablo Casado. Corría el día 29 de julio de 2016. Entonces no era Presidente del Partido Popular pero sí un miembro destacado. En una entrevista aseguró: "Imaginad que el PSOE le saca 52 escaños y dos millones y medio de votos al PP. ¿Alguien podría entender que nosotros bloqueáramos la investidura del líder socialista? Vamos, tendríamos manifestaciones en la puerta de nuestra sede" Pues ya no hace falta imaginar. Ese día ha llegado. Es la realidad. El PSOE le saca al PP 57 escaños. La pregunta se le vuelve como un boomerang a Casado: ¿Alguien entiende que el PP esté bloqueando la investidura de Sánchez?

De momento nadie se manifiesta a las puertas de Génova y eso que los populares insisten en que ellos no deben abstenerse porque es Sánchez quien debe hacer sus deberes. La pregunta es fácil: ¿Quién le hizo en 2016 los deberes a Mariano Rajoy? La respuesta también lo es: El PSOE. No se preocupen ustedes si tampoco han entendido qué es un gobierno de cooperación. Los periodistas parlamentarios seguimos con la duda. Intentan convencernos de que no es igual que uno de coalición pero seguimos buscando las siete diferencias. Marean con los nombres pero siguen sin aclarar el meollo: si habrá miembros de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. De esto depende que Pedro Sánchez siga siendo Presidente.