Cospedal se ha mantenido impertérrita. Gesto serio. Parpadeando lo justo. Apenas movimiento en su cuerpo. Manos quietas. Brazos cruzados.

Ha sido su actitud durante su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso que analiza quién fue el responsable del uso de fondos reservados para espiar a Bárcenas y su familia en 2013 y robarles información sensible sobre la caja B del PP.

María Dolores de Cospedal ha llegado acompañada por la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra. Esta vez ha estado arropada, y mucho, por sus antiguos compañeros de partido. Quien fuera secretaria general del PP y ministra de Defensa se ha acogido a su derecho a no declarar porque, dice, hay un recurso interpuesto por la Fiscalía, el PSOE y Unidas Podemos sobre su no imputación y no quiere decir nada que pueda afectar al proceso judicial. Eso le ha servido como argumento para no contestar ni a una sola de las preguntas de sus señorías. Asegura Cospedal que el caso sigue abierto y ella ha decidido "respetar" la separación de poderes y pensar también en lo que es mejor para su "derecho a la defensa".

Y así es como todas las preguntas se han quedado sin respuesta. Y no será por la insistencia y el empeño de todos los portavoces que han intervenido.

Le han afeado su actitud y le han recordado todos los acontecimientos y grabaciones que relacionarían a Cospedal con la operación Kitchen y también con el Comisario Villarejo.

Existe un audio de 2009 en el que se escucha a Cospedal interesándose por el 'pen drive' que contenía datos sobre la financiación irregular de Génova. "O sea, que en el famoso 'pen drive' hay de todo", afirmó Cospedal ante Villarejo. Y él respondió: "Hay mucha chicha. Hemos hecho todo lo posible por romper el 'pen drive'".

Ante el fiscal que investiga la Kitchen, Cospedal reconoció sus encuentros con Villarejo pero los entabló dentro de una relación de normalidad y sin ningún objetivo concreto. Cospedal explicó que fue su marido, Ignacio López del Hierro, quien le presentó al comisario: "A mí me dijo que era una persona que tenía un despacho de abogados, que tenía una consultora muy fuerte, que se relacionaba con todas las empresas del país", sostuvo. "Yo he comprobado después que era verdad, que conocía absolutamente a todo el mundo y que se veía con todo el mundo". Eso declaró la exsecretaria general del PP en julio de este año, un mes después el juez Manuel García Castellón decidió no seguir adelante con su imputación.

Cospedal solo se ha soliviantado hoy en dos ocasiones. Durante la intervención del portavoz de Junts per Catalunya, Josep Pagés, a quien ha negado que las Fuerzas de Seguridad atacaron a los legítimos votantes catalanas durante el referéndum del 1 de octubre. Y dura ha sido también con el portavoz de Bildu, Óscar Matute. Tras sus insinuaciones, ella le ha espetado que nunca entró en política para enriquecerse, asegurando que si su comentario se hubiera producido en la calle, le pondría una querella.

Y ya. Cospedal se ha marchado por dónde ha venido. Y como ha venido. Acompañada por sus compañeros de partido y sonriendo, orgullosa de no haber contestado a nada. Y convencida de que no volverán a imputarla a pesar de los recursos que hay en marcha.

El lunes que viene será el turno de Mariano Rajoy. Está citado a las cuatro de la tarde. Él no tiene ningún proceso judicial abierto pero tampoco está obligado a contestar a las preguntas de los diputados. Los comparecientes de una comisión de investigación solo tienen dos obligaciones: acudir y decir la verdad. Es posible que también el expresidente del Gobierno enmudezca.