¿Cómo llevas el autocuidado? Si lo tuvieras que puntuar, ¿cuál sería la nota? Siento empezar con malas noticias esta última columna antes de las vacaciones, pero es que, según nuestro estudio La hora de cuidarse con DKV solo un 10% de nosotras se siente satisfecha con su autocuidado. Pero, claro, habría que reflexionar sobre qué es autocuidado para cada una de nosotras. Y este es mi objetivo hoy, que tomemos conciencia de a qué queremos dedicar nuestro tiempo propio de cuidado, para no despistarnos y que sea disfrutado, placentero y nos haga sentir mejor, que de eso se trata.

Si vamos a una definición rápida, autocuidado sería el conjunto de aquellas acciones y hábitos que una persona realiza para mantener, mejorar o preservar su salud física, mental y emocional. Y aquí dos trampas claras. La primera: ponerle al "cuidado" la palabra "auto" porque esto te hace a ti responsable única de tu salud. No es casual y es muy peligroso, sobre todo, cuando el concepto "autocuidado" se usa con un fin comercial allá donde mires. Las madres no podemos cuidarnos solas, al igual que no podemos educar solas, necesitamos toda la tribu, necesitamos la comunidad, necesitamos la sociedad. Si no tenemos conciliación, ¿cómo nos vamos a cuidar?

La segunda trampa está en que resulta incompatible cuidar nuestra salud emocional cuando los "deberías" impuestos del autocuidado tienen tanto que ver con nuestra imagen o aspecto físico. Se habla de autocuidado cuando te haces la manicura, un tratamiento en la piel y un alisado japonés, olvidando que todas estas prácticas de autocuidado, que son infinitas e impuestas por el capitalismo y un modelo de belleza único, conllevan muchísimo tiempo, que no tenemos, y mucho dinero, que tampoco tenemos. Y si algo que haces para sentirte mejor, te supone tanto coste en tiempo y dinero es difícil que no te afecte negativamente a tus emociones y salud mental.

Yo me he visto haciendo encaje de bolillos para meter en la agenda la hora de la manicura permanente porque me creí que eso era autocuidado y lo que realmente estaba haciendo era engancharme a una tiranía más de que "mis uñas sin manicura permanente no son válidas, no se aceptan, no tienen buena imagen". Yo me he visto dedicando una hora a una skincare routine nocturna "estupenda", pero sin tiempo para comentar "qué tal el día" con mi pareja. Yo me he visto depilándome casi con lupa no fuera a verse un vello en mi día de playa, como si realmente me importara. Y por supuesto, me he visto subvencionando gimnasios, aun odiándolos.

Así que hoy, 24 de julio, Día Internacional del Autocuidado yo pediría a las mujeres, a las madres, que reflexionemos sobre cuáles son los actos de autocuidado que nos dedicamos, que pensemos por qué lo hacemos y si realmente nos hacen sentir mejor. Que redefinamos el concepto, más allá de la belleza social impuesta, que valoremos como autocuidado esos momentos de disfrute y placer como son un café con una amiga, un paseo en calma, un libro en soledad o el sexo con tu pareja. Que estemos atentas a no caer en las obligaciones de un autocuidado comercial que nos daña la autoestima y nos deja más pobres y sin tiempo.

Y por supuesto que tengamos claro que SOLAS NO PODEMOS, que el "auto" cuidado de las mujeres y las madres es una responsabilidad social. Sin conciliación difícilmente tendremos tiempo propio. Y cuando lleguemos a tener un poco de tiempo para nosotras, no hagamos caso a la dichosa culpa porque siempre está ahí acechando para no dejarnos disfrutar.

Para celebrar este día, como dice mi amiga y psicóloga Ana Kovacs, haz eso que tanto echas de menos, aunque sea un ratito, conecta con lo que de verdad necesitas y quieres, con ese momento que te ayuda a recargar y a estar mejor. Disfrútalo porque te lo mereces.