Hoy, ayer, antier, hemos vuelto todos a hablar de la extrema derecha. Es su gran éxito, que hablemos de ellos. La coalición de derechas instalada en el poder en Andalucía lo ha vuelto a hacer. Los pactos hay que cumplirlos y PP y Ciudadanos han vuelto a pagar las exigencias de la extrema derecha, ahora con las listas negras de los profesionales de la lucha contra la violencia contra las mujeres, a cambio de mantener el gobierno de Andalucía .

No se confundan, el pacto de gobierno de Andalucía es estable y mutualista, todos le sacan partido, pero, más que nadie, la extrema derecha. En esta ocasión, con la violencia de género, pero vendrán más. Todo está pactado en Madrid por los dirigentes de PP y Vox, con Ciudadanos detrás de la cortina, como en las mejores películas de Fumanchú.

No es lo peor, lo peor es que la presencia necesaria de la extrema derecha en todas las decisiones de Moreno Bonilla y Marín es la ventana maldita, diabólica, de Vox en España. Ya lo ha sido en las últimas elecciones generales, lo está siendo para las municipales y europeas.

Y no vale decir que Vox es ya la extrema derecha, lo sabíamos, que volvemos al centro, como dice Pablo Casado. Casado gobierna con la extrema derecha en Andalucía y eso no resiste otra interpretación. Tampoco la tiene la presencia de Ciudadanos en ese gobierno, por mucho que Juan Marín , vicepresidente del Gobierno y vicario de Albert Rivera, blanquee a Vox afirmando que no son la extrema derecha. Por cierto, cuando habla Marín, no habla Juan, habla Albert.

La ventana diabólica está ahí, es el precio por la relación benéfica entre las partes del gobierno. El PP, en pleno ERE, gobierna la comunidad autónoma más poderosa del Estado, Ciudadanos, sin presencia territorial, se garantiza estructuras de poder y clientes para cumplir su principal objetivo: desbancar al PP como alternativa de gobierno cuando el PSOE recupere, quizá pronto, el poder en Andalucía. La extrema derecha solo quiere una ventana, un púlpito, un burladero, un puesto de caza, para algo mayor: comerse al PP que aún no parece darse cuenta de que es el toro en esta corrida o el pavo en Navidad, para los no aficionados .

La violencia de género es quizá lo más llamativo. El pacto de las derechas, a pesar de las declaraciones perdedoras del día después, sigue. PP y Ciudadanos no van a desperdiciar la oportunidad de gobernar en dondequiera que sea, si es necesario, con los votos de Vox. Y, ojo, los ayuntamientos son la primera trinchera contra esta lacra.

Luego vendrá lo peor. La coalición mutualista de Andalucía tendrá que aprobar sus presupuestos, para los que hace falta el apoyo de la extrema derecha, sí o sí. ¿Seguirá en vigor eso de que sin presupuestos no se puede gobernar? Habrá presupuestos, lo afirmo. Salvo desastre y cambio sensato de líderes, tanto en el PP como en Ciudadanos. Pero si los hay, serán las primeras cuentas reales de la extrema derecha gobernando en España, en Andalucía. Si no tienen montera, ni capote, escopeta y perro, ni capirote, prepárense.