Me gustaría reflexionar sobre el hecho de que alguien a quien quieres desee morir y que no lo pueda hacer por ella misma y que quien lo tenga que hacer es la persona que más te quiere. En ese momento el miedo ya no es a morir si no a que él sea perseguido.

La necesidad de regular la eutanasia no nace de la vida o la muerte, nace de la necesidad de garantizar los derechos de la persona. Una persona tiene derecho a que su sufrimiento y vida no continúen por encima de su deseo.

Es terriblemente injusto y doloroso que la consecuencia de que alguien que te quiere y te ayude a cumplir tu deseo de dejar ya una vida que te parece insoportable sea que tenga que pasar unos días en el calabozo justo en el momento de mayor duelo. Dejar de sufrir no puede condicionar que a la persona que ames le dejes tu sufrimiento.

No vamos a derechos individuales, tiene que haber una ley de eutanasia que permita que eso no sea sancionado.