Hay muchas cosas difíciles de creer. Pueden ser, porque en España puede ocurrir cualquier cosa, pero cuando algo es difícil de creer hay que dar explicaciones hasta la extenuación. Y si después de hacerlo siguen sin convencer pues toca volver a hacerlo, y así otra vez, hasta que las respuestas sean tan firmes y claras como para que no quede atisbo de dudas de que no se supo nada y esa cuadrilla de golfos corruptos y corruptores de mujeres eran tan listos como para hacer todo lo que hicieron sin que nadie en el partido y el gobierno supiera nada. Porque no es posible despachar lo que ha ocurrido con los dos secretarios generales del PSOE con lo que se ha hecho hasta ahora. A mí no me basta, como a mucha gente de izquierdas convencida de que la alternativa de la derecha solo traerá dolor y más corrupción, y precisamente por eso, para que no lleguen con más poder y ganas de revancha hay que hacer mucho más.

Alguien tiene que explicar cómo es posible que un asesor bruto y con el único curriculum de dar hostias tiene el poder suficiente como para ir llamando a todas las administraciones del PSOE para que le abran la puerta a negocios sospechosos y que trascienden su labor de escolta, chofer y conseguidor de mujeres prostituidas. Yo no me creo que nadie de los que algún día recibió su llamada no viera nada extraño en su manera de proceder. Alguien tiene que explicar cómo es posible que Santos Cerdán acudiera a un viaje oficial a Marruecos con empresarios de Acciona y que nadie preguntara por qué el secretario de organización del PSOE y diputado raso presiona para que le metan en una comitiva oficial. Tienen que explicarlo, porque es difícil que consigan convencerme de que eso es normal y de que nadie viera algo extraño en esa manera de proceder.

No se puede dejar todo a la ofensiva ultra, al nulo nivel de la oposición, su falta de institucionalidad y a una derecha mediática descarnadamente mentirosa y manipuladora. Hay muchos hechos probados que alarman a cualquiera con un mínimo de sentido crítico y preocupación por el dinero público. Entiendo que haya quien por ese miedo a lo que venga pueda tragar con todo esto, no es mi caso, y no es el de muchos ciudadanos de los que depende que este gobierno de coalición pueda reeditarse. Porque la izquierda cuando se desencanta se queda sola mientras la derecha acude a fichar a las urnas.

Es cada vez más difícil defender la necesidad de pagar impuestos para asegurar un Estado del Bienestar robusto, y eso no significa que los que creemos en la justicia social vayamos a dejar de defenderlo, pero cada vez esa defensa será menos efectiva si en las filas de los que supuestamente dicen defender esas ideas aparecen bastardos corruptos como Santos Cerdán y José Luis Ábalos. Lo que brota en aquellos que creemos en los valores de la izquierda es hacer una pira en la plaza pública exigiendo venganza para koldos, ábalos, y cerdanes y todos aquellos que facilitan la destrucción de los servicios públicos, y claro que la derecha hace negocio con esos bienes privatizándolos, pero cada vez lo tendrán más fácil con puteros y corruptos en los puestos de alta responsabilidad.

Lo hecho hasta ahora no es suficiente, no basta con lo dicho, y mucho menos con arrojar a la derecha lo corrupta que fue, es y será. Porque eso ya lo sabemos, por eso pedimos una alternativa limpia que garantice la protección de los recursos públicos para destinarlos a quienes más los necesitan, y si este gobierno no ha sido capaz de ofrecerlo y además no encuentra una salida convincente a esta situación para que la credibilidad, no digo que se restituya, sino que al menos no siga deteriorándose, quizás es mejor idea dejar que los españoles decidan su camino. Tiene una última oportunidad para que la confianza del elector no se agote, se me ocurren muchas cosas que puede hacer para que la corrupción no se le lleve por delante, pero quizás las mejores son las que no se me ocurren. La única certeza es que hoy, siguiendo igual, no podemos seguir.

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