Este gobierno es el mejor posible cuando está en silencio y trabajando. Pero es el peor posible cuando se cree que discutiendo y armando ruido consigue algo más que el aplauso enfervorecido de unos cuántos acólitos fanáticos en redes con la masa encefálica justa para cubrir sus necesidades fisiológicas básicas. La reacción está incómoda y furiosa cuando el gobierno logra dejar atrás sus discrepancias y convertir sus discusiones internas en letra en el BOE. Es lo único que les molesta, la concreción legislativa, por eso están encantados cuando ven a la coalición discutiendo entre sí y creando conflictos que la derecha aprovecha para echar agua en la quiebra que haga cuña cuando cristalice. Este gobierno solo seguirá en 2024 si se centra en sacar adelante una batería legislativa dejando al margen las discusiones sobre aquello que los diferencia. Si se empeñan en incidir en esas diferencias selectivas, habrá que señalar entonces aquellas cosas sobre las que no hacen ruido, como el envío de armas a dictaduras o el abandono del Sáhara, y que significará que son parte de lo que sí comparten.

¿Por qué no dejan de discutir? ¿No se dan cuenta en el gobierno de que cuando afloran las disputas internas se autolesionan? Pilar Llop acusando a Irene Montero,Irene Montero a María Jesús Montero, María Jesús Montero a Ione Belarra yPedro Sánchez acusando solo a Podemos cuando los suyos hacen lo mismo. Tener el BOE es el mayor argumento político. Un tanque avanzando en camino abierto contra una oposición inválida ante la potencia de tiro legislativa. Tienen en el horizonte la derogación de la ley mordaza, que ya va siendo hora, la ley de la vivienda, la reforma de la ley de secretos oficiales y tendrían que incluir en las obligaciones una reforma de la ley general de sanidad para impedir las privatizaciones y garantizar un mínimo de inversiones en sanidad pública por las comunidades autónomas. Este gobierno solo será recordado por lo que hace, no por lo que farfulla.

Esta semana se aprobaron dos leyes fundamentales, la ley transy lareforma de la ley del aborto, que emanan del ministerio de Igualdad de Irene Montero, que no necesita perderse en batallas, acusaciones ni ataques cuando está ejerciendo su labor ministerial, porque con el papel del BOE basta para construir su legado histórico en materia de avances de derechos progresistas y feministas. La ley trans será recordada, con el tiempo, al mismo nivel que la ley del matrimonio homosexual, la ley del aborto o la de eutanasia. Leyes fundamentales que construyen una sociedad mejor y que tendrían que ser motivo constante de un discurso machacón y orgulloso expresando el alcance de los derechos logrados. Irene Montero mejora cuando marca su propio perfil y empeora de manera rotunda cuando adquiere el que marca el partido y el órgano externo que va únicamente definido a favorecer los intereses empresariales de un multimillonario trotskista. El trabajo del ministerio de Igualdad es de tal potencia que el ruido que lo ensordece solo favorece que se minusvalore. A Irene Montero le hacen daño algunas defensas porque es mejor que esa clá.

El legado de este gobierno, de Unidas Podemos, de Pedro Sánchez, de Yolanda Díaz o de Irene Montero es inconmensurable cuando nos fijamos en su actividad legislativa. La mejora de las condiciones materiales de la clase trabajadora, con sus exenciones y errores, por medio de leyes, decretos y normas es lo que tendría que defender este ejecutivo sin entrar en disensiones internas que solo opacan el conocimiento de lo logrado para que la ciudadanía comprenda el alcance de los avances en materia social. El ruido interno lo distorsiona todo, perjudica a la coalición y a los colectivos que necesitan de sus medidas. Este gobierno me gusta cuando calla y no discute, porque está aprobando leyes.