Los temas de actualidad son volubles y espumosos. Entran y salen de la opinión pública con mucha efervescencia. Formarse una opinión de cada uno de ellos cada vez implica menos posibilidad de adquirir un conocimiento que permita tomar posiciones formadas y los comentarios brotan con mayor superficialidad, la percepción importa más que la verdad. La bruma, el humor de la opinión pública es vital para un gobierno. La percepción pública de lo que hace un gobierno importa más que lo que realmente hace y varios grandes temas en momentos determinados pueden virar para siempre la opinión de la ciudadanía sobre un gobierno. Esos aires de cambio, ese olor persistente, esa sensación está prendiendo gracias a varias medidas encadenadas, desacertadas y la posición errática y atribulada del ejecutivo.

Los indultos son necesarios, pero no pueden ocupar toda la acción de gobierno a la vez que otras medidas van en dirección contraria a los intereses de la clase trabajadora. Se van a quedar solos, no por indultar a los presos del procés, que es una medida justa, necesaria y que deshace una política de venganza, sino por trasladar el mensaje a la opinión pública de que los grandes temas capitalizan toda la acción de gobierno mientras no son capaces de solucionar los pequeños problemas de gente corriente. A nadie de izquierdas que esté a favor de este gobierno de forma condicionada le importarán los indultos si le bajan la luz, le regulan el alquiler haciéndoles la vida más fácil y tienen una política migratoria humana que no realice devoluciones en caliente, pero le retirarán el apoyo si ven que la luz y el alquiler suben, sigue habiendo desahucios y siguen actuando en la frontera con la misma humanidad que un gobierno del PP. Son ya demasiados errores en la misma dirección.

Unidas Podemos parece noqueado. La única reacción ante la terrible subida de la luz y una distribución de tarifa clasista y que fomenta la desigualdad ha sida tardía y ridícula. Días después de que las clases populares salieran a la calle y que la opinión pública fuera devastadora contra el gobierno aparecieron Alberto Garzón e Ione Belarra pidiendo por favor a la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia que avancen la tarifa valle a las 22:00. Las súplicas y los ruegos a la CNMC para que les hicieran un poco de caso fueron infructuosas y les dijeron que nanay. El ridículo de ver a la parte del gobierno supuestamente más ambiciosa arrodillada pidiendo a un órgano independiente que adelante dos horitas una tarifa, y ni siquiera conseguirlo, es una evidencia dramática de la inoperancia, debilidad e impotencia de su presencia en el gobierno para transformar de manera sustancial las materias importantes. Los cambios logrados en estos dos años no son suficientes para ocultar lo no alcanzado. Para esto no merecía la pena quemarse.

La reforma de la vivienda lleva cuatro meses de retraso, ni regulación de los precios del alquiler, ni derogación de la reforma laboral, ni bajada del precio de la luz, al contrario, es que sube, y los desahucios siguen siendo un problema troncal de la sociedad. La vivienda, la pobreza energética y los desahucios fueron las banderas simbólicas materiales de la izquierda durante el tiempo que la izquierda transformadora estaba en la oposición. Fueron durísimos contra los gobiernos que no afrontaban este problema, y con razón, y ahora desde la izquierda que no compadrea más que con las medidas y las políticas esperamos que asuman esas posiciones. Si no son capaces de hacerlo que se vayan, que parecen un meme del perro grande y perro chico.

A Unidas Podemos la excusa de estar en minoría y solo tener 35 diputados le puede servir como autojustificación durante un tiempo, poco. Hubo quien se mostró en contra de entrar en el gobierno porque eran minoritarios y conscientes de la dificultad de lograr grandes medidas y el coste que supondría estar en un gobierno que toma medidas lesivas para la clase trabajadora o que no es capaz de mover al PSOE de manera sustancial. Decidieron estar en minoría en coalición, que asuman el coste o que salgan del gobierno, pero que no esperen que nadie con un compromiso con los valores de la izquierda vaya a defender medidas antagónicas a sus valores o a quien no es capaz de mejorarle la vida. Están ahí para ser útiles, o lo son o nadie les votará ni defenderá. Esto es política, nadie les debe nada.