Ayuso es un agujero negro de energía vital ajena. Cada intervención suya tiene la capacidad de chuparte la existencia. La última entrevista televisada ha sido solo el último ejemplo, lo ocurrido es otro de esos momentos que no crees vivir. La jefa de prensa de Ayuso en Telecinco le preguntó por lo que ocurre en Gaza y si eso es un genocidio y la quironesa acabó divagando hablándonos de Fernando Alonso y los neumáticos de lluvia, intentando explicar lo que pasa cuando alguien nos ilusiona y todos creen saber de todo. No sé si de ahí hay que concluir que a ella le está ilusionando el genocidio o se refiere a quienes lo llamamos así y por eso todos hablamos de lo que ocurre en Gaza. No sé lo que quiere decir porque su discurso una locura inconexa e irracional. No lo sé yo, no lo sabe nadie, no lo sabe ni ella.
En la misma entrevista consideró que hablar en euskera refiriéndose a ella es lo mismo que amenazarla con disparos porque a ella el vasco le suena a taponazos en la nuca. La presidenta de la Comunidad de Madrid aseguró que Imanol Pradales le dijo en un mitin: "Ayuso, entzun, pim, Pam, pum", que es la consigna que lanzaban los seguidores de ETA para amenazar y señalar. Lo que dijo Imanol Pradales fue "Ayuso, entzun, Euskadi, euskaldun". Es decir, Ayuso, escucha, Euskadi es euskaldún. Tener que explicar que una persona hablando euskera no es un etarra amenazando de muerte es algo que me supera y que no voy a hacer. Las intervenciones de Ayuso en una entrevista masaje son comentarios por los que un alumno torpe de primero de la ESO sería corregido por los docentes, no quiero ni pensar lo que saldría de una entrevista con un periodista que no viviera de los fondos de la Comunidad de Madrid.
Es agotador intentar descifrar la última gilipollez de Isabel Díaz Ayuso. Todavía tengo grabada en la mente aquella en la que intentaba explicar por qué no había nada que hacer para acotar la pandemia allá por abril porque la pandemia surgió en diciembre como indica su nombre: "Covi, diciembre, 19". No es broma. Lo dijo. La cantidad de veces que ha hecho el ridículo dejando boquiabiertos a quienes asistimos a sus delitos es inconmesurable. Nos gana por aplastamiento, por cansancio intelectual, por no ser capaces de digerir de manera racional la cantidad de ocurrencias fruto de su idiocia. Nos deja inermes. Nos desarbola buscando una explicación, una manera de afrontar la vasta estulticia con la que se expresa mientras no se avergüenza.
La estrategia de Miguel Ángel Rodríguez es no dar nunca un paso atrás y asumir todas las barrabasadas, provocadas por él, y las que Ayuso hace por sí mismas y utilizarlas en su beneficio. Pregunté a MAR si se disculparía por sus palabras acusando al lehendakari de amenazarla y su respuesta fue clara y diáfana. "No. Que hubiera entonado otra frase porque esa sabemos todos lo que significa y sabemos que lo hizo intencionadamente".
La inanidad intelectual, sin necesidad de ir más lejos, de Isabel Díaz Ayuso es un elefante en la habitación que pocos quieren afrontar en la opinión publicada. Algunos porque acomplejados ven inconveniente poner sobre la mesa los peligros que hay de tener a alguien al mando de la Comunidad de Madrid con los problemas evidentes que tiene la lideresa. La mayoría porque despachan directamente con Miguel Ángel Rodríguez, que es el que reparte millones a espuertas en publicidad institucional. Lo cierto es que existen dudas razonables de la capacidad de Isabel Díaz Ayuso para estar al mando de una institución tan sensible como es la presidencia de la Comunidad de Madrid. Su ineptitud, unida a su extrema crueldad y cesarismo, convierten a la lideresa en un peligro público. Ayuso, entzun, estás cucú.