En Cibeles se hablaba de agentes de movilidad, sus condiciones laborales y sus funciones. Es un tema mucho menos divertido que el lanzamiento de cuchillos que suele haber en la mal llamada alta política. Porque la gestión va de eso, de gestionar. Pero el alcalde de Madrid se ha salido un momentito del pleno de la ciudad de la que es regidor para dimitir como portavoz nacional del PP.

Se lo había dicho un rato antes la portavoz municipal de Más Madrid, Rita Maestre, en una de sus intervenciones. Que una vez que ya no bastan los chistes y los zascas y uno ya no es el "portavoz divertido del PP", entonces no compensa.

Desde las 9:15 de la mañana, hora a la que comenzó el pleno, hemos visto a dos señores llamados José Luis Martínez-Almeida. El primero salió serio, manifestando que lo suyo es la transparencia en cualquier asunto que le pongan por delante, que la institución no ha gastado ni un euro público en nada que tenga que ver con espionajes y otros detalles de mal gusto. Es un alcalde que aseguró en varias ocasiones que apoyaría cualquier propuesta de la oposición que sirviera para aclarar cualquier sombra de duda.

Pero también hemos visto al segundo, al que se pone faltón a la mínima. Un abogado del Estado con tendencia al rafahernandismo. Que mira con cierta misericordia las intervenciones de Vox cuando los concejales de este partido le acusan de haber entregado Madrid a la izquierda. Que no tiene más remedio que agachar la cabeza cuando sale la vicealcaldesa a regañarle, a medio camino entre la contundencia y la bronca de una madre que acabará perdonando al hijo aunque sepa que volverá a desobedecerla. Que no se olvida de Manuela Carmena y así se lo hace saber a la que fue vicealcaldesa con ella.

Y luego, como decimos, ha dimitido como portavoz del PP. Y ha preferido no defender a Casado pero tampoco matarle, como sí han hecho otros compañeros de partido. Mientras, en el pleno se hablaba de tasas municipales, de proyectos culturales y de iniciativas urbanísticas. También se aprobaba el título de Hija Predilecta de Madrid para la escritora Almudena Grandes.

Luis Cueto, del Grupo Mixto bautizado por Vox como "grupo político ilegal comunista", pronunciaba la palabra "milonga" y llamaba "pringao" a Almeida, Begoña Villacís llamaba "derechita valiente" al grupo municipal encabezado por Javier Ortega Smith y Andrea Levy se soliviantaba ante las respuestas de los opositores a una de sus iniciativas.

Pero el alcalde no estaba. Y ya que se ha quedado sin uno de sus trabajos, quizá convendría que se centrara en el que queda y que estuviera presente en el día más importante del mes para la ciudad de Madrid. Porque la oposición no le quiere, sus socios de gobierno desconfían y en algunas emisoras de radio llevan tiempo llamándole Judas Iscariote. Pero esta vez Jesucristo es una mujer que trabaja en la Puerta del Sol.