En Alicante, los agentes del indicativo ‘Rayo’ comienzan su jornada. Durante la patrulla, una viandante los reclama. Informa que una pareja acaba de ser expulsada de un bar por haberse peleado. Indica la dirección por la que se han marchado.

Los localizan. Resulta ser una pareja muy conocida por la policía. Son dos toxicómanos habituales que tienen por costumbre robar en establecimientos. Los separan. Y hablan con ellos de forma individual.

Un agente pide a la mujer que saque lo que tiene del bolso, y que explique lo que ha pasado. Esta exclama que siempre se está metiendo en problemas por culpa de su novio, y que la ha vuelto a armar en una barraca.

Preguntan al hombre si la ha agredido, pero dice que ha sido ella la que le ha golpeado. Que se pasa con el consumo de whisky y se vuelve agresiva.

La mujer comienza a llorar y grita que está harta. Comenta que puede estar embarazada, pero no quiere que su novio sea el padre. Dice que está cansada de tanto sufrir, a la vez que muestra lesiones que se ha realizado así misma.

Con distancia, grita a su novio que lo deja. El hombre, alterado, exclama que no lo deje, que la quiere mucho, y que lo siente. Dejan que la mujer se marche, pero mantienen retenido al hombre.

Los agentes le dicen que se vaya en dirección opuesta a la mujer. Finge tomar otro rumbo pero,  en su lugar, da un rodeo. Los agentes cuentan que son habituales en el robo, y que fingen discusiones para crear confusión entre los ciudadanos y aprovechar los descuidos para robar.

Ya distanciados, los siguen. Reciben una nueva llamada en la que verifican que la están liando, nuevamente, en otra barraca.