Huyen de los crímenes de la guerra, se embarcan en barcos botados por criminales y cuando llegan a Italia topan de nuevo con el crimen. "Están explotados por sistemas criminales mafiosos sicilianos, porque llegan aquí y ni tienen derecho ni saben quiénes son", afirma Dario Pruiti, presidente de Arci Catania.

Lo que si tienen claro es que el riesgo es parte del viaje. "Nadie sabe si sobrevivirás o no, asumes el riesgo y si sobrevives sobrevivies, si te quedas te puedes morir", explica Stephane, nigeriano que llegó en barco hace un mes.

Steph escapó de las garras de Boko Haram en Argelia, pero ahora ha topado con un muro insalvable. "No eres libre, si no tienes documentos no puedes trabajar, no puedes relacionarte con la gente. Ahora solo podemos esperar el permiso o la orden para abandonar el país".

La necesidad de trabajo pero sobre todo la necesidad de un visado pone a los inmigrantes entre la espada de las mafias y la pared que se convierte en muro del Estado. "En ese sistema de opresión, todos los sitemas criminales pueden explotar al hombre", cuenta Dario Pruiti.

Abdu llegó hace años a Catania, nunca tuvo problemas para encontrar trabajo de mecánico, hasta ahora. "Es culpa de la crisis, no hay trabajo y no hay salarios dignos", explica este mecánico marroquí.

En esta situación ve como el sueño de quedarse aquí y traer a su familia por la vía legal se esfuma. "Cada vez hay más trabas para renovar los permisos del trabajo y puedes optar por no hacer lo correcto", cuenta Abdu.

Los permisos son el nuevo caladero de almas para criminales sin escrúpulos. "Ha habido muchos arrestos en los últimos meses de organizaciones criminales que se aprovechan del trabajo de los inmigrantes", sentencia Francesco Auricchiella, abogado especializado en inmigración.

Ese es el objetivo policial, que la inmigración deje de ser un negocio en el que siempre gana la mafia.