En 2012 la Casa Real decidió apartar de sus actividades a Iñaki Urdangarin. El escándalo estallaba, pero Zarzuela ya había movido ficha. En 2009, por consejo de un abogado amigo del rey, José Manuel Romero, los duques de Palma se instalaron en Washington.

Allí Urdangarin no perdió sus hábitos deportivos pero sí cambió sus negocios en Nóos por un puesto en Telefónica, como quería la Casa Real. De Washington, vuelta a Barcelona y de Barcelona, a Ginebra, en Suiza.

La infanta aún no había sido imputada, el cortafuegos era Urdangarin, así que había cierta calma en Zarzuela y en el Gobierno. En una entrevista en Antena 3, en enero de 2016, Mariano Rajoy dijo que el proceso judicial "le irá bien a la infanta".

A muchos les parecía difícil que la infanta le fuera a ir bien. Acabó imputada primero y sentada en el banquillo después. Con la Casa Real ya tocada de lleno por el escándalo, los duques de Palma perdieron calles en su nombre y Felipe hasta les retiró el ducado.

Con todo, hoy el pronóstico de Rajoy, diciendo que a la infanta le iría bien, se ha cumplido.