Sin cambios en su imagen, con mismo color de traje y con corbata aparecía Mark Zuckerberg ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos para dar las mismas disculpas que en el Senado. El fundador de Facebook afronta el segundo trago en otra comisión para responder sobre la venta masiva de datos a Cambridge Analytica.

Ante los congresistas reconoce que sus propios datos también fueron vendidos. Ha tenido que responder también sobre la sospechas de la influencia rusa en las elecciones de 2016, ante lo que afirma que no tiene "ningún conocimiento específico de ningún dato que hayamos dado a Rusia".

Pocos elogios se ha llevado, y tampoco tuvo suerte el fundador de Facebook un día antes. Un senador quiso hacerle entender, con un caso práctico, la gravedad de filtrar datos personales: "¿Estaría cómodo compartiendo con nosotros el hotel en el que se alojó anoche?".

La pregunta le desconcierta y acaba respondiendo que no. El mismo senador añade si revelaría el nombre de las personas con las que se ha mandado mensajes en la última semana, y Zuckerberg vuelve a decir que no.

Zuckerberg, que ve inevitable regular la privacidad en Internet, reconoce su culpa. Pero las disculpas saben a poco para algunos. Sin embargo, son suficientes para la Bolsa, donde sus acciones vuelven a subir.