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Un destino de libro

Conoce el Castillo de If: la cárcel del Conde de Montecristo

Seguro que todos hemos oído hablar de la famosa novela de El conde de Montecristo de Alejandro Dumas, la hemos leído o, aunque sea, hemos visto alguna de sus adaptaciones cinematográficas. Si te preguntas donde está ambientada la prisión de esta novela, la respuesta la encuentras en Marsella, concretamente el llamado Castillo de If.

Castillo de If

Castillo de If Wikipedia (Jean-Marc Rosier)

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Marsella es una ciudad muy turística, ubicada al sur de Francia, que cuenta con numerosos atractivos turísticos: desde la famosa Basílica de Notre-Dame de la Garde, hasta su puerto o el Castillo de If, del cual queremos hablaros a continuación.

Este último es un castillo isleño que se convirtió en una prisión a partir de mediados del siglo XVI. Así, no es de extrañar que una de las grandes novelas clásicas como es El conde de Montecristo, ubicara en esta prisión parte de la historia del protagonista, concretamente trece años que es lo que Edmond estuvo encerrado en ella.

A parte de la relación que tiene con esta obra, el Castillo de If cuenta con mucha historia. Se encuentra ubicado en una pequeña isla del archipiélago de Friuli, justamente en Marsella. En el año 1516, el rey de Francia, Francisco I, ordena construís una fortaleza en ese lugar debido a las ventajas estratégicas que ve en él. Así, en el 1529 fue terminada y cumpliría la función de defender la ciudad ante posibles enemigos.

Castillo de If
Castillo de If | Wikipedia (wpopp)

Sin embargo, esta fortaleza dejó de funcionar de esta manera al poco tiempo y pasó a ser una cárcel hasta el año 1870. Los prisioneros se amontonaron en ella, sobre todo protestantes, siendo así un lugar ideal para la fantasía de los escritores. Existen muchos mitos y fantasías acerca de quién estuvo encerrado ella, como la leyenda de El hombre de la máscara de hierro o el marqués de Sade, que tampoco llegó a entrar.

Son muchas las anécdotas que rodean a esta construcción y a la isla donde se encuentra, como la llegada de un navío portugués que trasladaba un rinoceronte e hizo una parada en la isla. El rey Francisco I acudió a verlo y quedó maravillado ya que no era nada común la presencia de estos animales en su tierra.

Tras su cierre, esta fortaleza se abrió para el disfrute del público y actualmente es una de las atracciones turísticas más visitadas de la ciudad de Marsella. Continuamente salen pequeños barquitos que enlazan con la isla desde el Vieux-Port.

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