Castillo de Ledesma: historia y datos curiosos que no te dejarán indiferente

Ledesma es uno de los municipios más sorprendentes y espectaculares que podemos encontrar en la provincia de Salamanca. Y siendo honestos, no es para menos. No solamente destaca por su sorprendente historia sino, además, por sus monumentos. Uno de los más destacados es el Castillo de Ledesma.

Popularmente conocido como “La Fortaleza”, se trata de una construcción que está situada en el suroeste del municipio, algo alejado del río. Su objetivo era claro: defender ese espacio que la orografía dejaba completamente al descubierto. Cuenta con una planta trapezoidal irregular, con dos puertas de acceso: la norte, que tiene el escudo de la villa, y la sur que está flanqueada por dos espectaculares torreones. Es tal su importancia histórica y cultural que, en el año 1949, fue declarado Bien de Interés Cultural.

Esta fortaleza está situada sobre roca granítica, algo que aporta muchísima solidez. Por tanto, es uno de los motivos por los que se ha podido conservar tan bien hasta la actualidad. Una de las cuestiones que más llama la atención es su patio de armas, que se levantó entre los siglos XIII y XIV.

Debemos tener en cuenta que, al estar adosado a la muralla de Ledesma, este Castillo ha sido siempre un punto de encuentro entre los habitantes del municipio. Nada más realizarse las últimas restauraciones, esta fortaleza ha pasado a ser un punto de celebración en cuanto a fiestas, actividades y hasta mercados que tienen lugar en Ledesma. Un claro ejemplo lo encontramos en El Corpus.

¿Cuál es la historia del Castillo de Ledesma?

Debemos saber que la construcción original de esta fortaleza se erigió en el siglo XII por orden de nada más y nada menos que Fernando II de León. Eso sí, hay que especificar que el castillo que conocemos en la actualidad pertenece al siglo XV. De esa antigua construcción que mencionamos tan solo se conserva un elemento: la puerta de arco apuntado.

Desde que se construyó, este Castillo perteneció a la corona aunque, en diversas ocasiones, se cedía a la nobleza. Todo ello hasta que Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV de Castilla, se quedó con esta fortaleza tras recibir el título nobiliario de conde de Ledesma.

Es entonces cuando, desde ese preciso instante, Beltrán de la Cueva se convierte en uno de los nombres más destacados en la historia de este municipio. ¿El motivo? Se convierte en el dueño del edificio más importante de la época en esta zona, y fue pasando de generación en generación hasta el siglo XVIII.

La Muralla de Ledesma, un elemento que debes conocer

Si hay algo que llama la atención de este municipio, además de su Castillo-Fortaleza, es la muralla. Y es que han conservado gran parte de este elemento, que se caracteriza por su piedra granítica, que históricamente ha rodeado a la Villa. La mayor parte de la que se conserva en la actualidad se erigió en el siglo XII, durante el reinado de Fernando II de León.

Uno de los puntos fuertes de ver en persona esta muralla, es que se pueden apreciar un gran número de marcas de cantero. Cabe destacar que, de esas ocho puertas que llegó a tener, solamente se conserva una: la Puerta de los Mártires o la de San Nicolás. ¡Es evidente que no deja indiferente a nadie!

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