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Europa

Original, colorido y muy holandés

El hotel Inntel Amsterdam Zaandam está formado por pequeñas casas de madera.

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La ciudad holandesa de Zaandam se encuentra tan solo a 9 kilómetros al norte de Amsterdam. Su tradicional actividad industrial, sus molinos y su puerto maderero le convirtieron en un punto clave siglos atrás. De esa época, Zaandam aún conserva numerosos edificios, casas de madera e iglesias de estilo neogótico que llaman la atención de sus visitantes. Y, como dato curioso, fue en esta localidad donde, en 1971, McDonald’s abrió su primer restaurante europeo. Si lo que buscas es conocer Amsterdam, pero quieres desconectar al final del día del bullicio de la ciudad, Zaandam es la ciudad perfecta para ello. Pero, eso sí, si quieres que tu estancia sea una de las cosas más inolvidables de tu escapada a Holanda, deberás alojarte en el Inntel Hotels Amsterdam Zaandam. Este hotel destaca en el perfil de su centro urbano y acapara una gran parte de las fotografías que toman las cámaras y móviles que visitan Zaandam. Y no es para menos, porque su increíble fachada, compuesta por decenas de casas típicas holandesas, no es más que un presagio de su increíble interior. Este colorido y original edificio fue diseñado por el estudio de arquitectura Wam Architecten. Un proyecto singular y único que se ideó para hacer sentir a los huéspedes como en su propia casa. Y lo han conseguido, literalmente, porque las pequeñas casitas de madera apiladas consiguen crear un ambiente acogedor, familiar y de inspiración kitsch. ¿A quién no le gusta pensar que tiene un hogar a pocos kilómetros de Amsterdam?. Las 160 habitaciones y suites que componen el Inntel Hotels Amsterdam Zaandam están divididas en doce plantas construidas en hormigón y paneles de madera pintada. Sus ventanas ofrecen vistas al centro de la ciudad y desde ellas es posible contemplar la estación y el río Zaan. Pero, más allá de su espectacular exterior, dentro esconde unas instalaciones tan confortables como sus merecidas cuatro estrellas. La decoración de cada una de sus habitaciones está dedicada a un producto típico de la región y cuentan con paredes enteras y detalles dedicados a los paisajes urbanos típicos de la localidad. Anuncios antiguos, fotografías de fábricas de siglos pasados, paneles que muestran el puerto de Zaandam y retratos en blanco y negro que llenan la habitación de recuerdos que casi parecen propios. En las zonas comunes se respira un ambiente fresco, moderno y lleno de luz. La carta de su restaurante propone platos tradicionales y en el Wellness Club reina la tranquilidad para los que quieran relajarse sin ser molestados. El SPA cuenta con baños turcos, gimnasio, piscina cubierta, sauna y una zona con cabinas para masajes. Una buena opción para conseguir sentirse en casa, a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia.

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