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Europa

Juvet Landscape Hotel, diseño minimalista y espíritu nórdico

Lujo natural y sostenible en el bosque noruego de Gudbrandsjuvet

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Noruega es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Tan solo basta con pronunciar su nombre para que todos ellos se froten las manos, preparen las cámaras fotográficas y saquen los prismáticos del bolsillo. Viajamos hasta la granja Burtigarden, situada en Alstad, un lugar cuyo origen data de 1500. Por aquel entonces los terrenos que ahora ocupa el hotel, eran conocidos por los lugareños como tierras que producían buenas semillas de maíz. Y los documentos que se guardan de la época dejan muy claro que el increíble paisaje que se puede admirar a día de hoy, ya existía siglos atrás. El nombre del desfiladero que se encuentra justo al lado proviene de un hombre llamado Gudbrand que se estableció en el valle y terminó huyendo del sheriff en una huida que se transmitió en forma de historia de padres a hijos durante generaciones. A esto hay que sumarle que esta localidad ha sido testigo de hechos extraños que han creado numerosos mitos y leyendas. Y es en este lugar tan especial donde se encuentra el Juvet Landscape Hotel, un alojamiento tan natural e integrado con la propia naturaleza, que bien podría haber sido construido hace décadas por alguno de los habitantes de la zona. Este increíble alojamiento es una mezcla entre la naturaleza noruega más salvaje, la historia del país y las últimas tendencias arquitectónicas. Se construyó encima del corral de la antigua granja, encima de un dique y entre abedules, pinos y rocas que han sido testigos de la evolución del lugar durante miles de años. Es un pequeño pueblo de la Noruega más rural, por lo que llama la atención lo innovador de su estructura, que se ve complementada a la perfección con algunas piezas de artesanía local y antigüedades. La idea de construir el Juvet Landscape Hotel surgió de la posibilidad de crear un lugar en el que se pudiera observar con calma el impactante paisaje de la zona. Siempre con una intervención mínima y con todo el respeto de la naturaleza posible para preservar tanto la fauna como la flora. Consta de siete habitaciones dobles y dos individuales, y también los huéspedes se pueden alojar en las antiguas casas de la granja –donde estaba el molino, el cobertizo y también la casa de campo-. El hotel es obra del dúo de arquitectos Jensen y Skodvin, quienes no han diseñado dos habitaciones iguales pero sí con características muy similares: tienen un interior con poca iluminación para que la vista no se distraiga del paisaje. Y una pantalla de cristal panorámica para observar y no cansarse de observar en toda la estancia. Dentro de las habitaciones no se encontrarán comodidades lujosas, ya que aquí el verdadero lujo es poder disfrutar de la naturaleza sin reparos. No tienen más de 8 metros cuadrados, con una cama muy confortable y de buen tamaño, un pequeño sofá y un aseo con su ducha. Así, desde la misma cama, uno puede observar cómo va creciendo el musgo o cómo cae la nieve, como si estuviera al aire libre. Cuenta también con zonas comunes como un pequeño spa para relajarse aún más si cabe, con baños de vapor, jacuzzi al aire libre y una zona de relax con una chimenea. Un verdadero lujo para los sentidos que merece la pena disfrutar si se decide viajar a esta zona tan fascinante de Noruega. Todas las habitaciones tienen wifi, para compartir en las redes sociales o con quien se desee la fascinante experiencia.

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