MANTO ESCASO Y POCO ESTABLE
Confirman el retroceso de la nieve en la cordillera Cantábrica por el cambio climático
Este manto blanco es cada vez más escaso y menos duradero y estable, según revela un estudio liderado por investigadores de la Universidad de León. El trabajo ha analizado más de 14.000 imágenes satelitales entre los años 2000 y 2024, para evaluar la evolución de la cubierta nival en 36 cuencas hidrográficas de la cordillera.

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Un nuevo estudio, liderado por Adrián Melón-Nava y Amelia Gómez-Villar, del grupo Geopat (Geomorfología, Paisaje y Territorio) de la Universidad de León, y publicado recientemente en la revista Cuadernos de Investigación Geográfica, confirma una tendencia regresiva en la extensión, duración y persistencia de la nieve, especialmente en las zonas por encima de los 1.500 metros de altitud y en las vertientes sur de la cordillera.
Entre los principales hallazgos destaca una reducción de hasta el 16% por década en la extensión de la nieve durante el invierno en algunas cuencas, como Omaña, Alto Sil, Luna o Carrión. En primavera, las pérdidas superan el 2,4% por década por encima de los 2.000 metros. Además, la duración de la cubierta nival más persistente ha disminuido hasta 8 días por década en las zonas más altas, afectando directamente a las estaciones de esquí y al turismo de invierno.
El estudio también detecta un acortamiento de la temporada de nieve, con una fusión más temprana (LESD) que se adelanta 2,7 días por década, mientras que la primera nevada significativa (FESD) apenas varía. La duración media de la primera nevada ha caído 12 días por década por encima de los 2.000 metros.
La fecha de máxima cobertura de nieve (Max SCF Day) también se adelanta, especialmente en cotas bajas, lo que indica una concentración de los episodios de nieve en periodos más breves. La persistencia de la nieve, medida por el índice RDL, ha disminuido un 3,4% por década en altitudes superiores a los 1.500 metros, lo que refleja una mayor intermitencia en la presencia de nieve.
Los autores atribuyen estos cambios al aumento de las temperaturas y a la modificación de los patrones de precipitación, influenciados por fenómenos como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO). Las cuencas más afectadas son aquellas donde las nevadas dependen de flujos húmedos del oeste y suroeste, cada vez menos frecuentes.
Reducción de agua disponible
El estudio, realizado con herramientas de análisis geoespacial como Google Earth Engine, combina datos de los satélites MODIS, Landsat y Sentinel-2, y ofrece una resolución diaria de la cubierta nival.
Aunque reconoce limitaciones por la nubosidad o la vegetación densa, sus resultados son consistentes con otras investigaciones en los Pirineos, los Alpes y el Himalaya.
Las implicaciones son múltiples: desde la reducción de agua disponible en primavera y verano, hasta el impacto en la biodiversidad alpina y la viabilidad económica de las estaciones de esquí. "La nieve actúa como un regulador natural del agua y como motor económico en muchas zonas de montaña. Su retroceso es una señal clara del cambio climático", según advierten.
El estudio propone ampliar las series temporales y combinar los datos satelitales con observaciones terrestres para mejorar la precisión de los análisis. También subraya la necesidad de adaptar las políticas de gestión del agua y del turismo a un escenario de menor disponibilidad de nieve.
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