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CHOCANDO CON LA CRUDA REALIDAD

El proyecto más exitoso de Kickstarter en Europa se va al garete

Zano quiso llevar los drones a un terreno más económico, pero tras su gran éxito en la mayor plataforma de 'crowdfounding' del mundo la empresa se ha declarado en concurso de acreedores.

Zano, con problemas

Zano, con problemas Zano

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Compuestos y sin drones. Así se han quedado las más de doce mil personas que apoyaron Zano, el proyecto más exitoso de Kickstarter en Europa. Éste consiguió a principios de año más de tres millones y medio de euros y, tras muchos retrasos, rumores y dimisiones dentro de la empresa, se ha quedado en solamente eso: un simple proyecto.

La compañía ha emitido un comunicado con tono de disculpa para los que compraron el producto con los ojos cerrados y se han encontrado con la decepción de quedarse sin su dron. Desde Zano afirman que han barajado varias opciones para mantener su “viabilidad técnica y financiera” y también muestran su “decepción” por el final.

En enero de 2015 todo parecía bonito. La empresa convenció a miles de personas para apoyar la creación del “dron más sofisticado del mundo” con un tamaño ultrapequeño y la posibilidad de controlarlo desde un teléfono. Esto último no era su gran novedad, pero sí que pudiera seguir como un perrito faldero al propietario según la posición del GPS de su smartphone.

Pero, desde que terminó la campaña triunfal en Kickstarter, se sembraron dudas sobre si el dinero de los 'supporters' no era más bien una inversión a fondo perdido. El lanzamiento del dron se retrasó primero hasta el verano. 'Ars technica' hizo una visita en mayo para escribir sobre el 'gadget' y no pudieron verlo en funcionamiento. Tampoco la BBC... y el lanzamiento se volvió a posponer.

No obstante, enviaron 600 de los más de 15.000 drones apalabrados, aunque los “afortunados” (por llamarlos de alguna manera) que los recibieron se quejaron de continuos fallos y errores que no encontraron solución en el servicio técnico. Pero al menos recibieron algo, porque con el cierre de la compañía han dejado a los que les apoyaron en su andadura inicial sin su inversión.

El pasado 11 de noviembre el ingeniero jefe renunció por “diferencias irreconciliables” y, poco después, los mecenas recibieron el fatídico correo. La web oficial llevaba unas semanas caída y las redes sociales de la compañía (Twitter y Facebook) hicieron 'mutis' por el foro. Han sido otros foros, los no oficiales, los que ya han exigido reembolsos y más explicaciones.

“Hasta hace unas semanas nos enviaban emails afirmando que los paquetes estaban casi listos para ser enviados”, cuenta un inversor. “Lo que me molesta es la forma en la que han gestionado nuestras expectativas”, cuenta otra a la BBC.

¿Y qué dice Kickstarter? Ellos afirman que los responsables de cumplir las promesas son los creadores de las campañas, ya que no es una tienda. “No hay garantías de que un proyecto vaya a funcionar”, sostienen en un comunicado. “Si un creador no puede finalizar su proyecto como se había comprometido al iniciarlo, su contrato con los mecenas le obliga a llevarlo al mejor final posible”, añaden. Pese a las explicaciones, ya hay también quejas en la página inicial del proyecto en la plataforma.

No hay dudas de que el 'crowdfounding' es una de las grandes revoluciones de nuestro siglo y que permite aflorar proyectos que, por si solos, no tendrían futuro o viabilidad. Tampoco de que la gran mayoría de proyectos más recaudadores de la plataforma son serios y no juegan con las expectativas de la gente. Pero quizá con el caso de Zano surgirán más reticencias de los usuarios a embarcarse en proyectos más arriesgados.

Aunque ya se sabe que la creatividad esté casada con el riesgo en muchas ocasiones...

 

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