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HA PLANTADO MÁS DE 54.000 ÁRBOLES EN 10 AÑOS

El hombre que fabrica bosques

Esta es la historia de un ingeniero industrial que ha conseguido crear pequeños ecosistemas forestales para cualquier parte del mundo y hacerlos autosostenibles en la décima parte de tiempo del método tradicional. Un hombre que no es especialista en botánica, ni ingeniero agrícola, y que era incapaz de distinguir un pino de un abeto. Alguien capaz de convertir la forestación en un método industrializado e inspirado en la cadena de montaje de coches en la que trabajaba. Lleva 33 bosques por toda la India, 54.000 árboles en menos de 10 años.

Sharma trabajando en uno de sus bosques

Sharma trabajando en uno de sus bosques Ted.com

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"Las ciudades deberían tener tantas zonas verdes que no debería quedar ningún espacio libre. En lugar de ir al supermercado a comprar fruta, la gente debería ser capaz de arrancarla directamente desde un árbol.

La utópica y sencilla idea es de Shubhendu Sharma, un ingeniero de Toyota que en 2008 abandonó la producción industrial de coches para retomar una idea del científico japonés llamado Akira Miyawaki, la producción industrial de masa forestal a cualquier tipo de escala.

Miyawaki es el príncipe azul de la reforestación. Lleva 40 millones de árboles plantados por todo el mundo como especialista en ecología vegetal y semillas. Ha cartografiado la vegetación autóctona de medio mundo para estudiar el impacto ambiental y marcar los corredores biológicos. Galardonado con el Premio Planeta Azul en 2006 (el equivalente al Nobel de medio ambiente), estudió los bosques japoneses toda su vida para luchar por su conservación y regeneración mediante un método industrializado. En 2008 acudió a la fábrica de Toyota donde trabajaba Shubhendu para levantar un pequeño bosque en sus terrenos mediante este método.

Se trataba de conseguir un sistema de forestación al alcance de cualquiera, para cualquier tipo de terreno, que fuera autosostenible y sin mantenimiento, todo ello en un tiempo récord. Un bosque en el patio trasero de tu casa que no tienes que cuidar ni regar. Un bosque en el patio de una manzana, en el desierto o en lo alto de una azotea. Bosques sin mantenimiento, células verdes autosostenibles totalmente opuestos a los jardines artificiales tradicionales o a las actuaciones precipitadas que acaban con la biodiversidad y que suponen un gasto energético antinatural.

El método de Akira y perfeccionado más tarde por Shubhendu se basa en aprovechar el principio (discutible) de ‘vegetación natural potencial’ de cualquier ecosistema: “Cualquier terreno potencialmente fértil y libre de la acción humana es capaz de desarrollar un bosque frondoso y sostenible por sí solo en un plazo de 600 a 1.000 años como máximo”.

Si el bosque es el resultado de la intervención humana, el plazo se acorta a los 100 años hasta convertirse en un ecosistema no dependiente, según el método tradicional. Pero Shubhendu y su manual logran reducir el plazo a 10 años

Bosques plantados

¿Cómo? Son seis pasos de una ‘cadena de montaje’ inspirados en la fábrica donde trabajó durante tantos años. Un método industrializado e informatizado con una enorme base de datos que analiza las variables más adecuadas eliminando los condicionantes que caerían por ‘selección natural’ para ahorrar tiempo y dinero.

En primer lugar se produce una identificación del suelo, sus nutrientes y las carencias más significativas de este. Luego se acude a la base de datos y se identifican las especies que se adaptan a ese suelo y al clima de la zona. En tercer lugar se busca por la región (en un radio siempre inferior a 50 kilómetros) la biomasa necesaria para paliar las carencias del terreno analizadas en el primer paso. Es muy importante no usar pesticidas ni añadidos que no se encuentren en la tierra cercana para ‘enseñar’ al bosque a sobrevivir sin ellos. En cuarto lugar se modifica la capa superficial del terreno para alimentar la puesta y primeros dos años (la parte artificial). Luego se plantan las especies jóvenes (de hasta 80cm) en una densidad muy alta (de tres a cinco por metro cuadrado).

Y esa es la clave: la densidad provoca en tan solo ocho meses una competencia brutal de las especies que provoca que la luz no llegue casi al suelo, protegiendo a su vez la humedad de este y el humus que generan las hojas caídas. El bosque acelera su crecimiento rápidamente en virtud de la competencia. La última fase es el riego y desmalezado, algo que solo es estrictamente necesario en los dos primeros años. El resultado en 10 años es el equivalente a un bosque natural de 100.

Shubhendu no tenía idea de botánica y le costaba distinguir las familias. Para ello ideó un programa informático que registra no sólo todas las especies y sus parámetros (altura, región, florecimiento, patrón de agua…)  sino las interacciones entre especies que eviten que esa competencia de los primeros ocho meses sea tan desigual que provoque que una de las especies muera y no se produzca el crecimiento rápido buscado. De esa forma, sólo hay que introducir unas coordenadas para obtener la información necesaria y crear el bosque ideal en cualquier terreno mayor de 90 metros cuadrados

La tasa de supervivencia después de cinco años de los bosques creados con el método es del 92% y sólo se deja llevar por los condicionantes de fuerza mayor: plagas no controladas, inundaciones, incendios... El sistema está ensayando algoritmos para predecir qué árboles morirán por la acción de pájaros, depredadores y parásitos derivados de la implantación de ciertas especies, todo ello sin haber plantado una sola semilla.

Su empresa Afforestt ya esta creando una aplicación para que cualquiera pueda acceder a su base de datos y construir un bosque en su patio trasero. Como hizo Shubhendu en el jardín de su casa con 300 árboles de 42 especies en tan solo 93 metros cuadrados.

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