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EL DURO CAMINO HACIA EL RECONOCIMIENTO DE LAS CIENTÍFICAS

Techo de cristal en la ciencia: el histórico ninguneo a las mujeres

El número de mujeres que termina una carrera supera al de hombres, pero la jerarquía masculina domina el acceso a los puestos más altos del escalafón. ¿Qué impide a las científicas pasar a un mayor reconocimiento en sus investigaciones?

 Prueba de agudeza visual. ¿Dónde está la chica?

Prueba de agudeza visual. ¿Dónde está la chica? CienciaXplora

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¿Cuales son los tres científicos españoles más importantes de la historia? Probablemente el 95% de los encuestados responderán con nombres como Ramón y Cajal, Severo Ochoa o Isaac Peral. Pero ante la pregunta ¿cuáles son las mujeres científicas más distinguidas de nuestra historia? O peor aún ¿sabrías decirnos el nombre de una sola mujer científica nacida o formada en España con el prestigio de los tres primeros? Aquí las dudas son más que razonables. Probablemente alguien que no esté relacionado con el mundo de la ciencia no sabría contestar rápidamente. ¿Responde este gran vacío cultural a una realidad desequilibrada por el contexto histórico o es simplemente un problema de divulgación?

A pesar de que actualmente casi el 60% de los universitarios que acaba una carrera de ciencias en España son mujeres, menos del 37% se dedican a la investigación y sólo el 15% llegan a catedráticas. La herencia y la desigualdad de oportunidades en el acceso a los estudios es ya historia, pero todavía hay una brazo jerárquico masculino que domina los puestos de poder y colocación en los grandes laboratorios o universidades

¿Hasta cuándo el artículo 14 de la Constitución española en el que se proclama el derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo va a ser solo humo? ¿Existe realmente el ‘techo de cristal’ que impide a las mujeres que dedican su vida a la ciencia pasar a un nivel mayor en el reconocimiento de sus investigaciones?

Personal investigador CSIC 2012

Estas certezas en la discriminación son universales. Universidades de prestigio internacional como Princeton prohibieron el acceso a las mujeres en carreras científicas hasta 1975. En Yale, varios investigadores rescataron en verano de 2012 todas las contrataciones que se hicieron en los departamentos de investigación de las facultades de biología, química y física de los últimos años para realizar un estudio comparativo, y el resultado fue descorazonador. A igualdad de expediente entre hombres y mujeres los contratados eran en un 80% hombres, y la media de sueldos era 4.000 dólares más bajo en las pocas mujeres contratadas. Y lo peor, las escasas mujeres encargadas de las contrataciones mostraban un sesgo aún mayor que los hombres.

Analizando la historia se entiende el origen del problema. El científico 'James Barry' explica con su brutal experiencia la evolución del papel de la mujer en la ciencia a lo través de la historia. James fue un reputado cirujano del ejército británico a principios del siglo XIX que trabajó como inspector médico en la colonia británica en Sudáfrica. Uno de sus grandes logros fue traer al mundo a uno de los primeros bebés nacidos tras una cesárea. Dio su vida por atender a las tropas en el frente, pero su verdadera aportación a la ciencia fue después de muerto. Los forenses certificaron que, en realidad, James era una mujer: había ocultado su identidad en virtud de labrarse una carrera vetada hasta entonces al sexo femenino. A pesar de las certezas fue enterrada con nombre y rango oficial masculino. La lucha no había hecho más que comenzar.

Rosalind Franklin

La ciencia está llena de historias de machismo, envidias y discriminación. Rosalind Elsie Franklin fue una reputadísima bióloga molecular que pasó media vida analizando la estructura del ADN. Su padre se empeñó en que no estudiase ciencias, porque eso era impropio de una señorita, sus colegas de principios del XX la ignoraron hasta la extenuación, su sueldo en el laboratorio de la Universidad de Cambridge era menor que el de servicio de limpieza, fue excluida de todos los foros ‘tabernarios’ de sus contemporáneos científicos... Pero a pesar de todo ello Rosalind fue capaz de fotografiar la estructura doble helicoidal de la molécula de ADN, una documentación crucial para el artículo de Watson y Crick en Nature que les llevaría al premio Nobel de medicina en 1962. Donde nadie se acordaría de la buena Rosalind, por supuesto.

Pero este ‘olvido eterno’ venía de mucho antes. En 1903 el comité de los reputadísimos premios Nobel se puso en contacto con Henry Becquerel y Pierre Curie para anunciarles la concesión del premio Nobel de Física por sus investigaciones conjuntas sobre el fenómeno de la radiación. Pierre, sorprendido, informó al comité de la imprescindible participación de su mujer, Marie Curie, en todos los trabajos y que sus merecimientos eran, como mínimo, tanto o mayores que los suyos. El comité rectificó y otorgó el galardón al trío. Más tarde se rendiría a las evidencias concediendo el premio único de 1911 a la científica más importante de la historia.

Uno puede pensar que los premios más importantes del universo científico tomaron nota de esta desigualdad, pero no ha sido así. En 1961, una joven Jocelyn Bell Burnell escribe al astrónomo inglés Bernard Lovell para que le aconseje qué debe hacer para ser radioastrónoma, su gran pasión. Lovell le sugiere que estudie Física. En 1965 se gradúa y más tarde consigue el doctorado en Cambridge donde colaboraría con Anthony Hewish en la construcción de un radiotelescopio.

En 1967, en una de sus interminables sesiones analizando datos del radiotelescopio notó unas señales de radio muy rápidas como para provenir de quasares. Descartados luego por el equipo de Anthony Hewish señales de satélites artificiales se dedujo que los datos provenían de púlsares masivos. Un nuevo descubrimiento ¿Adivináis quién fue galardonado con el Nobel en 1974 por su papel en el descubrimiento del primer púlsar y quién ninguneado?

Los errores en esta carrera por la igualdad no sólo vienen de parte de la discriminación y el olvido de científicos y premios. Instituciones del calibre de la Unión Europea, en su intento por reivindicar el papel de la mujer en la ciencia, han elaborado campañas que engordan aún más el mito machista y discriminatorio. El siguiente vídeo es uno de esos ejemplos. Perteneciente a la campaña Science: It’s a girl thing! recopila los tópicos más rancios para intentar atraer a las jóvenes al mundo de la ciencia. El tiro por la culata.

No es siempre así. Hay instituciones y empresas privadas que dedican gran esfuerzo a combatir esta desigualdad desde el sentido común. La UNESCO y la firma L’Oreal entregan cada año desde hace 15, un premio a las cinco científicas que destaquen por su excelencia, junto con otras 15 que son becadas para desarrollar una carrera científica fuera de su país.

Aún así, mientras existan instituciones u organismos que necesiten premiar la excelencia de la mujer en la ciencia es que algo estaremos todavía haciendo rematadamente mal.

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