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DEPENDE DE FACTORES MEDIOAMBIENTALES O SANITARIOS

¿Secador o toallita de papel? Qué dice la ciencia que debes escoger en el baño del bar

Según nuestras prioridades y basándonos en lo que han dicho diferentes estudios, escogeremos un método u otro. Así, el papel se deshace mejor de las bacterias, pero los últimos modelos de secadores son más eficientes con el entorno.

Este gesto tan característico debajo de un secador puede tener implicaciones medioambientales y económicas

Este gesto tan característico debajo de un secador puede tener implicaciones medioambientales y económicas Pexels

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Las cifras de personas que no se lavan las manos después de ir al baño son escandalosas. Frotar durante al menos veinte segundos con agua y jabón y después enjuagar bien es necesario para evitar infecciones y enfermedades. Y no hay que olvidarse del secado. En un baño público, ¿cómo es mejor? ¿Con papel o con el secador?

Los investigadores se han puesto manos a la obra para desentrañar este misterio. La respuesta está, en parte, en el impacto económico de cada material. Así, las toallitas de papel son más caras que los secadores de aire. Según algunas comparaciones, una máquina de estas puede salir, en sus modelos más baratos, por 48 dólares (unos 42 euros). Sin embargo, el gasto intenso de toallitas durante un año sería de 1460 dólares (unos 1280 euros).

A la hora de medir el impacto medioambiental, lo mejor es un secador de aire, que emite hasta dos tercios menos de dióxido de carbono a la atmósfera que las toallitas de papel. Pero no sería un secador de aire cualquiera: debería ser uno de los modelos más innovadores, en los que colocamos las manos en un agujero entre dos palas, y no el tradicional tubo de aire caliente.

Ahora bien, a la hora de centrarse en lo higiénico: ¿cuál de los métodos es el más efectivo? Según un estudio, las toallitas de papel secan más rápido y de manera más cuidadosa, eliminando mejor las bacterias, que los secadores que existían entonces.

La investigación, de la Universidad Tecnológica de Queensland (Australia), recomendaba tener las toallitas en lugares “donde la higiene es primordial, como hospitales y clínicas”. Mientras, otro estudio de la Universidad de Leeds (Reino Unido) advertía de que los secadores no serían convenientes, porque ayudarían a diseminar los microbios a través del aire.

Hay que tener en cuenta que algunos estudios que daban la victoria a uno u otro método estaban patrocinados por su correspondiente industria. En ellos, los resultados favorecían a sus productos o dejaban por los suelos a los competidores. Por lo tanto, parece difícil encontrar objetividad en ellos.

También, dar con una respuesta que valga para siempre es difícil: el grosor de las toallitas no es el mismo en todos los dispensadores, ni su material (por ejemplo, papel reciclado), así como la cantidad de este en cada unidad. Al mismo tiempo, un secador puede estar estropeado y no rendir de la misma forma que otros modelos como él.

Mientras tantos, serán tus prioridades medioambientales, económicas o sanitarias las que fijen al final tu método favorito. Y sea el que sea, por favor, lávate las manos después de ir al baño.

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